La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, junto a la edil de Cultura, Celia Mayer
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, junto a la edil de Cultura, Celia Mayer - EFE

Los problemas de Carmena con Ganemos, el sector más radical del Ayuntamiento de Madrid

La alcaldesa tiene un gran reto para el nuevo curso: embridar al sector más extremista de Ahora Madrid

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Se acerca el principio del nuevo curso político y la situación interna en el partido en el Gobierno de Cibeles, Ahora Madrid, no es precisamente la mejor. La alcaldesa ha sido señalada en innumerables ocasiones por tener las manos atadas y no poner orden en un patio al que llegó casi sin querer y que no propiamente es el suyo. Otros defienden su carácter conciliador y que, si por algo la casa no ha saltado aún por los aires, «es porque tiene muy buena imagen, la respetan y les proyecta un referente moral y ético, pese a sus diferencias». Manuela Carmena ha decidido este verano tomarse el mes seguido de vacaciones con toda su familia. Quiere desconectar. Está cansada, en muchos sentidos.

No ha sido un año fácil para ella.

A su regreso tiene una batalla más allá de la propia gestión de la ciudad: apagar el fuego amigo, ese que se larva en algunos de los sillones de su bancada en el pleno de Cibeles. El que más duele. La corriente más radical y extremista, la que menos gusta a la alcaldesa, es la primera que ha asomado las fauces. Se llama Ganemos y cuenta con siete concejales en las filas. De ellos, los hay que al bajar al barro de la gestión diaria se han dado cuenta de que muchas veces hay que poner por delante el pragmatismo. Pero otros, como Montserrat Galcerán, siguen enrocados en posturas extremas. La presidenta de los distritos de Tetuán y Moncloa-Aravaca no es precisamente una persona dialogante con sus contrarios, de lo que da buena cuenta en los broncos plenos de distrito. Además, hizo piña en torno a Celia Mayer cuando la crisis de los titiriteros. Y la responsable de Cultura y Deportes, también de Ganemos (aunque «criada» en el movimiento okupa del Patio Maravillas) ha sido y es la principal piedra en el zapato de la regidora. Sus continuas meteduras de pata, falta de autocrítica y escasa preparación han desembocado no solo en lo ocurrido durante los Carnavales, sino en el quilombo que montó con la Cátedra de Memoria Histórica.

«Carmena procura tener una relación cordial, pero porque ese es su carácter: afable y enemiga de los enfrentamientos», explica un político de Cibeles que la conoce bien. Pero la relación entre ambas se ha resentido. La alcaldesa, aconsejada por sus dos personas de mayor confianza (el coordinador general de Alcaldía, Luis Cueto, y la edil de Equidad, Empleo, Servicios Sociales y primera teniente de alcalde, Marta Higueras), quiso destituirla después de que ABC desvelara que el contrato con la hija de la primera mujer de Fidel Castro, Mirta Núñez, había sido dado a dedo a través de un contrato menor; pero, sobre todo, cuando se desvelaron los flagrantes errores históricos en las primeras retiradas de monolitos y placas a personas que habían muerto incluso antes del inicio de la Guerra Civil.

«Actitud represiva»

Mayer, como la que oye llover, dijo claramente: «No pienso dimitir». Yse sucedieron comunicados de Ganemos en su apoyo, a la Cátedra y a los titiriteros. Esta «marca municipal» incluso afeó la política de la exjuez, a la que reprochó «errores, poca valentía y aceptación de la ideología del PP». Tachó su actitud de «represiva».

Celia Mayer, Montse Galcerán, Pablo Carmona, Mauricio Valiente, Rommy Arce y Paco Pérez son los concejales cuya actitud y manera de trabajar no gustan a la regidora

Carmena también estuvo a un paso de cesar a Galcerán, pero al final, presionada por Ganemos, solo rodaron las cabezas de los dos técnicos que programaron el Carnaval. Y la de Mirta Núñez. La regidora rehízo el plan de Memoria Histórica, puso al frente a la veterana socialista Paca Sauquillo y conformó un equipo multidisciplinar. Le quitó a Mayer cualquier competencia en el asunto y, además, le puso «tutores» en casi todas las áreas que dependen de su concejalía. En la práctica, apenas le quedan las atribuciones de Deportes y, de manera casi delegada, Madrid Destino.

Otro componente de Ganemos, Pablo Carmona, ha sido recientemente eje de un nuevo enfrentamiento con la regidora. El edil cedió un espacio a Distrito 14, el grupo de ultraizquierda investigado por la Policía que se asienta en Moratalaz, durante las fiestas del barrio. Once de ellos fueron detenidos tras dar una brutal paliza a simpatizantes de la caseta de Ciudadanos, incluida una chica a la que le rompieron los dientes. En julio, la alcaldesa se pronunció tras conocer un tuit de apoyo a los radicales del barrio por parte de su partido: «Estoy en contra del apoyo que han hecho a Distrito 14. Ahora Madrid como tal no existe, es una estructura». Ganemos le respondió: «Como parte contratante de la primera parte, decimos: gobierno, luego existo».

Este sector municipalista lo completan Esther Gómez (Latina y Carabanchel), Yolanda Rodríguez (Ciudad Lineal y Hortaleza), Javier Barbero (Seguridad,Emergencias y Salud) y Guillermo Zapata (Villaverde y Fuencarral-El Pardo). Las relaciones con estos dos últimos son buenas, especialmente con Barbero, que fue quien la convenció para que liderara la lista.

Maestre y Murgui, puentes

Pero el problema no es solo Ganemos. También el tercer teniente de alcalde, Mauricio Valiente (IU); la edil de Usera y Arganzuela, Rommy Arce (Anticapitalistas-Podemos), y el de los dos Vallecas, Paco Pérez (Podemos). «Son personajes casi caricaturescos. Radicales y poco eficaces», indican miembros de la oposición.

Dentro y fuera de Podemos coinciden: Nacho Murgui (segundo teniente de Alcalde, Retiro y responsable de distritos) y, sobre todo, la portavoz y mujer más destacada del partido en Cibeles, Rita Maestre, sirven de puente y equilibrio entre las dos facciones. También Barbero y José Manuel Calvo (Urbanismo) están cerca de la alcaldesa. Inés Sabanés, la más veterana, «está «superada» por su criticadísima gestión en Medio Ambiente.

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