La política «desastre» de Rommy Arce en Usera y Arganzuela: «Más responsabilidad y menos odio»

Los vecinos y la oposición denuncian el abandono en los distritos, marcados por la degradación y la delincuencia

Una mujer camina delante de un contenedor con residuos en Arganzuela JAIME GARCÍA
Ignacio S. Calleja

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«Es sectaria »; «está más pendiente de cuestionar el sistema y la Constitución que de los vecinos»; «sería más deseable más responsabilidad y menos odio »; «es un desastre, nos tiene abandonados». Estas son algunas de las consideraciones de la oposición y los vecinos de Usera y Arganzuela sobre Rommy Arce , la concejal que trae de cabeza a Manuela Carmena por su inoperancia y radicalidad. Al tiempo que se posiciona junto al independentismo catalán y aplaude conductas delictivas, los dos distritos que preside languidecen entre la suciedad y la delincuencia, necesitados de una reforma urgente en sus espacios públicos.

Existen varios casos que evidencian el estado de Usera y Arganzuela. En uno de los bastiones de Ahora Madrid en las elecciones de 2015, Orcasitas, el hartazgo es máximo. La Asociación de Vecinos de Orcasitas , que hace dos semanas pidió la dimisión de Arce en el Pleno, insiste en que el deterioro del barrio es cada vez más alarmante. «Los jardines están cada vez peor y llevamos dos años y medio para que arreglen el parque de la Meseta como nos prometieron», dice María Antonia, una de las portavoces de la asociación, temerosa de que un niño se clave uno de los alambres que salen de las vallas que se han roto en esa estancia.

Lo cierto es que Usera no es el mejor lugar de la capital para que los pequeños jueguen: el viejo campo de fútbol de la Agrupación Deportiva Orcasitas destaca como uno de los pocos de la ciudad –si no el único– en los que no se ha sustituido la tierra por el césped artificial. «Rommy Arce son solo palabras, pero hechos pocos», añaden.

El abandono de las dotaciones municipales es la mayor reivindicación vecinal, también en Arganzuela. El Centro Dotacional Integrado del distrito, en la calle de Palos de la Frontera, muestra una imagen de dejadez absoluta , como un enorme mural para los grafitis y con la cafetería cerrada desde hace años. «Esto ya no es lo que era, parece que no importamos a la concejal», dice un vecino de la zona.

Drogas y prostitución

En Arganzuela, sin embargo, sobresalen otros problemas. Las cundas de la droga, la prostitución , los ruidos y los trapicheos han echado raíces como parte inherente del barrio. En plazas como la de Rutilio Gacis la problemática ha llegado al extremo de que los vecinos han renunciado a bajar a la zona infantil del espacio. Grupos de cuatro o cinco individuos se han apoderado de los bancos , que utilizan para dormir y beber a cualquier hora del día. Ayer, al filo del mediodía, varios de ellos orinaban entre los coches mientras a solo unos metros una madre balanceaba a su hija en el columpio: «No sabía nada, ya no paro aquí».

Así, Ciudadanos organizó anteayer una recogida de firmas (300, según indicaron) para rehabilitar la plaza y que sea más abierta, ya que su fisonomía favorece el menudeo de drogas. Como ya han hecho desde el grupo socialista –«más responsabilidad y menos odio»–, desde el resto de grupos de la oposición también censuran a Arce por su carácter «totalitario». Carmen Castell , concejal del PP en Arganzuela, sostiene que «es una desgracia» para los vecinos y que el deterioro de los barrios tiene una explicación muy sencilla: «Está más preocupada por lo ideológico que por los vecinos».

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