Un agente de participación ciudadana, en el distrito de Salamanca
Un agente de participación ciudadana, en el distrito de Salamanca - ABC

La Policía Nacional intensifica la protección a los ancianos para que no sean víctimas de delitos

Todas las comisarías enseñan a la tercera edad a detectar los delitos más comunes contra este colectivo

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No ser un blanco fácil para los delincuentes, saber detectar las situaciones de riesgo a las que están expuestos y actuar en consecuencia para defenderse. Esos son los principales ejes del Plan Mayor Seguridad, destinado a los ancianos, que desarrollan los agentes de Participación Ciudadana del Cuerpo Nacional de Policía de todas las comisarías de la Comunidad de Madrid y de España. Y todo ello, desde 2010, fecha en la que la Secretaría de Estado de Seguridad aprobó la instrucción 3/2010. No obstante, antes, el Cuerpo ya realizaba esta labor preventiva con otro nombre.

A pesar de ello, la Concejalía de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, que dirige Javier Barbero, pretende arrogarse ahora en primicia esa misión, que ha vendido como novedad dentro del polémico Plan Director de la Policía Municipal, presentado el pasado 31 de marzo.

En él recoge la atención a los mayores como colectivo vulnerable.

Pero esa labor la vienen realizando con esa población los agentes nacionales con, no ya con la tercera edad, «sino con la cuarta debido al aumento de la esperanza de vida», explica a ABC Fermín Pacetti, de 50 años, subinspector y delegado de Participación Ciudadana en la comisaría del distrito de Salamanca, uno de los más envejecidos de la capital.

«Los delincuentes suelen aprovechar la merma que sufren en sus facultades físicas y psíquicas para robarles, estafarles, timarles, extorsionarles o sufrir secuestros virtuales», agrega este agente, que lleva 18 en contacto directo con las personas, no en vano comenzó como agente de proximidad.

Charlas periódicas

Él y su equipo acuden periódicamente, y cada vez que son requeridos, a centros de mayores, centros de día, residencias y asociaciones. Ahí, por espacio de 45-50 minutos charlan con los mayores. Mediante anécdotas y de forma amena, Pacetti les explica lo que deben hacer y lo que no para no estar expuestos a las malas artes de los delincuentes. «Hay que tener paso corto, vista larga y mala idea», le dice a su atento auditorio; es decir, no fiarse de todo el que se acerque a ellos, acuda a sus casas haciéndose pasar por revisores del gas, de telefonía o con la excusa de hacerles un regalo: «No hay que pagar a nadie ni dejarles entrar y, si hay revisiones, avisa la comunidad de vecinos».

Los delincuentes son «vagos por naturaleza» y hay que ponérselo difícil, por ello, Pacetti les aconseja adoptar medidas de autoprotección como echar la llave cada vez que salgan a hacer un recado; si caminan por la calle y usan bolso, llevarlo en bandolera e ir pegados a la pared; en caso de sufrir un tirón, no oponer resistencia; grabar en la agenda de los móviles en A/A el teléfono de a quien avisar en caso de sufrir algún percance; si van de viaje no llevar todo el dinero junto; en un cajero, no caer en el trampa si alguien se les acerca y les dice que se les ha caído un billete (método de la siembra), pues entonces, aprovechan para quitarles la tarjeta y, por supuesto, llamar siempre al 091 o Samur ante la más mínima sospecha.

«Queremos que vean que la Policía Nacional está a su servicio y este plan contribuye a ofrecerles una seguridad subjetiva», explica este funcionario. Bien es cierto que los consejos varían en función del grado de dependencia de los mayores: «En cualquier caso, es muy gratificante este servicio. Son como niños, te ven como a un hijo o un nieto y acaban contándote cosas de su familia o preguntándote por nuestro trabajo o las noticias de actualidad... Lo mejor son los lazos que se crean entre nosotros y que ellos se sientan importantes y escuchados».

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