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Vladimir Valdovinos, el parricida del Hospital de la Paz - 24horas.cl
Asesinato en La Paz

La pelea que desembocó en el parricidio de La Paz: «Me la jugaste y te vas a acordar»

La mujer del homicida declaró que su relación de pareja era «normal» y que él estaba deprimido porque no tenía trabajo

Madrid Actualizado: Guardar
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Fue un bebé prematuro y murió de la misma manera a manos de su propio padre. Este se lanzó al vacío desde la segunda planta del Hospital madrileño de La Paz, en donde estaba ingresada su hija, tras discutir acaloradamente con la madre de la pequeña. «Me la has jugado, me la has jugado y te voy a dar donde más te duele. Te vas a acordar», le acababa de decir, amenazante, en la habitación 207 del Servicio de Pediatría.

Esas fueron las últimas palabras que oyeron varios trabajadores del centro sanitario. Y dicho y hecho. Después, un sonido fuerte y seco anunciaba una tragedia que nadie pudo prever. Una enfermera que corrió hasta la habitación ante los gritos incesantes que salían de ese cuarto, solo acertó a observar cómo un joven padre

con su pequeña en brazos se arrojaba por una ventana abierta, ante los alaridos de espanto de su mujer.

El homicida tenía varios antecedentes, entre ellos, uno por violencia de género, de un pareja anterior. La actual explicó en su declaración ante los agentes del Grupo V de Homicidios que tenían una relación «normal». La Delegación del Gobierno para la Violencia de Género investiga si lo ocurrido obedece a un episodio de malos tratos.

Todo comenzó sobre las ocho y media de la mañana cuando los padres de la criatura, de un añito, se disponían a abandonar el centro sanitario. A la pequeña la habían dado el alta. Había estado ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), hasta que la subieron a planta el martes pasado. La niña sufría, entre otras patologías, una cardiopatía (motivo de su hospitalización), además de problemas respiratorios y auditivos, dado que había nacido antes de tiempo.

Fue en la tarde del jueves cuando los doctores comunicaron a los padres que la menor estaba bien y que se podían marchar. No obstante, estos decidieron que pasara ahí la noche para dirigirse a su domicilio en la mañana de ayer. Ignoraban que eso no iba a suceder jamás. Que nunca regresarían los tres a su hogar.

Venganza

Por causas que se desconocen en la habitación individual en la que estaba la bebé se desencadenó una discusión entre la pareja compuesta por Vladimir Valdovinos, de 27 años, y Noemí Dávila, naturales de Chile. La riña fue subiendo de tono, hasta el punto de llamar la atención de los sanitarios de la planta, algunos de los cuales decidieron acercarse hasta el lugar para ver qué ocurría.

Las voces cada vez eran más fuertes y más nítidas. «Me la has jugado y te voy a dar donde más te duele; te vas a acordar», fueron las últimas frases que escucharon antes de que el parricida decidiera, no solo acabar con su vida sino con la de su hija, la víctima inocente de este espantoso suceso. De este modo tan cruel se cobró el joven padre su venganza no se sabe aún por qué razón. No la hay.

El crimen sacudió la tranquilidad del hospital y horrorizó a cuantos se enteraron de la noticia. El parricida y su hija cayeron desde la segunda planta. situada a una altura de doce metros, a un patio interior, en una de las alas traseras del complejo sanitario. «Todo el mundo corría hacia el lugar. Yo vi a algunos médicos y enfermeras salir por Urgencias. Querían socorrerles, ayudar para tratar de evitar lo inevitable... había familiares de enfermos y gente que había ido a consulta muy nerviosos», indicaba una testigo.

Sin embargo, ya era demasiado tarde para la bebé y para el homicida. Su final lo había escrito este, quien truncó su vida de forma brusca apenas había comenzado. «Los sanitarios se han dejado la piel pero no han podido hacer nada para recuperarlos», aseguraba otra mujer que vio la escena.

Un portavoz de Emergencias 112 explicó que un equipo de profesionales de La Paz trataron de recuperar a ambos. Sufrían politraumatismos y estaban en parada cardiorrespiratoria. Estuvieron reanimándoles por espacio de tres cuartos de hora sin resultado, por lo que tuvieron que certificar sus fallecimientos.

«No me esperaba esto para nada, no me lo podía imaginar», explicó la mujer del homicida a la Policía«El parricida tenía varios antecedentes, uno de ellos por malos tratos de una pareja anterior

A las once y media de la mañana el juez de guardia ordenaba el levantamiento de los cadáveres, que fueron trasladados hasta el Anatómico Forense. Hasta el lugar acudieron agentes de la Policía Científica que acordonaron la zona.

Mientras, la madre de la pequeña tuvo que ser atendida casi toda la mañana por psicólogos del hospital. Sufrió una crisis nerviosa ante el mazazo inesperado provocado por el padre de su hija. Cuando se recuperó un poco, acudió a declarar ante el Grupo V de Homicidios, de la Brigada de la Policía Judicial, encargada del caso. Ahí Noemí, aturdida por los tranquilizantes, consternada, y sin poder asumir lo ocurrido, manifestó a los investigadores que el homicida y ella «mantenían una relación de pareja normal: no me esperaba esto, para nada, no me lo podía imaginar».

Vladimir, con varios antecedentes policiales, había sido denunciado por violencia de género por una pareja anterior. La actual no manifestó nada al respecto. Indicó que el criminal estaba atravesando una depresión porque estaba en paro y tenían dificultades económicas. Estuvo trabajando como repartidor.

No obstante, en un primer momento, algunas fuentes indicaron que los padres de la menor estaban en trámites de separación, un extremo que fue desmentido oficialmente. Ahora sí que lo están para siempre.

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