La Policía Nacional traslada al presunto parricida, ayer, del domicilio a comisaría
La Policía Nacional traslada al presunto parricida, ayer, del domicilio a comisaría - RAFA ALBARRÁN
Sucesos

El parricida de Lucero: «Las voces me decían estrangula a papá»

Un enfermo mental asesina a su padre con el cable del cargador del móvil y llama a su hermana para confesar

MADRID Actualizado: Guardar
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La tragedia se cebó ayer con un anciano residente en el barrio de Lucero, del distrito de Latina. Luciano tenía 85 años, últimamente su salud se había deteriorado bastante y ya apenas salía a la calle nada más que para ir al médico junto a Felisa, su mujer. La pareja vivía con dos de sus trece hijos, ambos varones y solteros, en la planta trece de un bloque situado en el número 8 de la calle de Cullera.

Uno de ellos tenía, al parecer, problemas psiquiátricos y ayer por la mañana, tras levantarse, se dirigió al dormitorio de su padre y lo estranguló con el cable del cargador del teléfono móvil. Más tarde, el presunto autor confesó espontáneamente, en presencia de los agentes de Homicidios y de la Policía Científica, que «las voces que escuchaba en su cabeza así se lo ordenaron».

Supuestamente, el terrible suceso ocurrió en pleno brote de esquizofrenia, la enfermedad que padece el presunto autor, de unos 40 años. En la vivienda también estaba su madre, acostada en otra habitación.

Tras el parricidio, el sospechoso, L. de las Peñas, no huyó, se quedó esperando un tiempo hasta que, finalmente, decidió llamar a su hermana Elena, que había residido en el domicilio familiar hasta hacía muy poco tiempo. Escuchó, atónita: «He matado a papá».

La mujer, presa de los nervios, avisó al teléfono de Emergencias 112 que activó también al 091. Eran las 9.55 horas. Hasta el lugar acudieron sanitarios del Summa en una UVI móvil y varias patrullas de la Policía Nacional. Los facultativos solo pudieron certificar la muerte de Luciano. Por el estado de rigidez del cadáver, el fallecimiento se había producido, al menos, un par de horas antes. El anciano tenía marcas en el cuello y estaba en el suelo, precisaron fuentes de la investigación. No era la primera vez que la Policía acudía al domicilio familiar. «Las peleas entre los hijos y las agresiones al padre por parte del presunto homicida eran la tónica. De hecho, en una ocasión trató de arrancarle las uñas», según las fuentes consultadas por ABC.

No obstante, el crimen sorprendió a los vecinos, pese a que algunos de ellos conocen a esta familia desde hace más de 60 años. Todos la calificaban de «rara y poco sociable». Los hijos bajaban el perro juntos e iban a comprar y a la farmacia, explicaba una residente en el bloque. «No subían con nadie en el ascensor, aunque hubiera solo una persona esperando. Eran los "amish" del barrio», indicaba Nelly. «Ninguno de los tres, incluida la chica, está bien; no trabajan y cobran una pensión. El padre había sido barrendero toda su vida. Él y su mujer siempre saludaban, pero nada más; sus hijos, ni eso. No tenían trato con nadie», afirmaba otra.

«La víctima ha estado más de un mes en el hospital y su mujer me dijo que se negaba a comer; por ello, acudían otros hijos a visitarles», agregó otro vecino. Minutos antes de las dos de la tarde, la Policía se llevaba al presunto parricida, en calidad de detenido. Se cubrió la cabeza y tuvo que escuchar varios insultos. Será sometido a una evaluación psiquiátrica.

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