El otro error histórico del callejero franquista del Ayuntamiento

El Ayuntamiento que dirige Ahora Madrid ha señalado al aviador Francisco Iglesias Brage para que se le borre del mapa. Está incluido en la primera lista aprobada para renombrar el callejero franquista de la capital. El equipo de Carmena y la cátedra experta en Memoria Histórica –a la que pagará el Consistorio– han cometido un doble error. Primero, lo sitúan en el bombardeo de la masacre de Málaga cuando nunca estuvo allí. Segundo, este hombre no tiene calle que le rinda tributo en la capital.

Tal y como se refleja en la hoja de servicios de este militar, en febrero de 1937 no pudo atacar las columnas civiles que huían de Málaga a Almería porque estaba en el frente norte hasta su desaparición con la caída de Asturias, en octubre de 1937.

El gobierno de Manuela Carmena aseguraba el pasado martes en un documento que difundió rápidamente en Twitter y expuso en la cámara madrileña que Francisco Iglesias Brage participó en el ataque a los civiles, «donde se produjo una de las mayores matanzas de la Guerra Civil». Recordaban en dicho texto que este piloto formó parte del aniquilamiento de «de 3.000 y 5.000 muertos» en ese episodio. Es en enero de 1938 cuando Iglesias Brage es enviado a Málaga como director de una Base de Técnicos Observadores y Especialista de Aviación.

Además, existe una coincidencia: en 1929 la calle que hoy se conoce como Francisco Iglesias en Puente de Vallecas aparece en el callejero de entonces con el nombre de «Francisco Iglesia», en honor a Francisco Iglesias Angelina, el dueño de esos terrenos y un conocido industrial metalúrgico que nada tenía que ver con Iglesias Brage. Sus descendientes aseguran que la ausencia de la «s» del apellido Iglesias en dicho callejero se debe a un «error de imprenta». Ningún listado de la Memoria Histórica apuntaba a esta calle.

Al margen de su participación en la Guerra Civil, Iglesias Brage fue amigo íntimo de Lorca y Cernuda. El poeta de Fuente Vaqueros le dedicó uno de sus poemas. El aviador participó en conferencias en la Residencia de Estudiantes de Madrid y fue responsable de una gran expedición al Amazonas por encargo de la II República. Falleció en Madrid en 1973 como coronel del Cuerpo de Ingenieros Aeronáuticos retirado.