Mensajeros y repartidores de comida usan Bicimad pese a estar prohibido

El servicio no puede usarse para fines comerciales; los trabajadores alegan «precariedad laboral»

Un trabajador de una empresa de reparto a domicilio, con una bicimad, por Gran Vía, el jueves Alberto Fanego
Ignacio S. Calleja

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Bicimad está en boca de todos. A las sospechas de irregularidades en su compra por el Ayuntamiento se suma el uso fraudulento que hacen de este servicio los mensajeros y repartidores de comida en la capital. Pese a que las condiciones de uso prohíben expresamente su utilización para el transporte de mercancías y fines comerciales, los conocidos como «riders» hacen oídos sordos ante la pasividad del Consistorio y la indiferencia de las empresas de entrega a domicilio, que eluden cualquier responsabilidad. Los implicados remiten a que es un ejemplo más de la «precariedad laboral».

Los «riders», al servicio de empresas como Deliveroo o Glovo , han irrumpido con fuerza en la movilidad de las grandes ciudades. Es raro encontrarse con alguien que no se haya cruzado con uno de estos repartidores en bicicleta, con enormes mochilas a la espalda. Madrid no es una excepción. El problema en la capital es que el conflicto laboral que arrastran se ha extendido al servicio municipal de alquiler de bicicletas. Decenas de estos trabajadores, normalmente jóvenes estudiantes , utilizan estos vehículos para cubrir las entregas. «Ya era usuario de Bicimad y, como funciona bien, lo vi como una oportunidad para sacarme un dinerillo», dice uno de los mensajeros, tras coger una bicicleta en la estación de la calle de Ibiza.

Sin embargo, aunque muchos lo desconocen, esta práctica está prohibida. El apartado XI de la normativa , relativa a las condiciones de uso de Bicimad, dice que «la bicicleta se usará exclusivamente para el transporte del usuario, no pudiendo transportar a otras personas, animales o mercancías. Tampoco podrán utilizarse la bicicleta, ni la estación, para fines comerciales». La Policía Municipal , sin embargo, no tiene constancia de sanciones por esta cuestión.

Así, la pregunta es inevitable: ¿Quién se hace cargo de las posibles multas? La respuesta es compleja. Desde las compañías eluden cualquier responsabilidad y remiten a la condición de autónomo de los repartidores. «Trabajan con sus propios medios materiales y humanos, sin directrices por parte de Glovo, por lo que la responsabilidad de usar bicis que no permiten el transporte de mercancías con fines comerciales es completamente suya», declara una empresa.

«Riders» bajo inspección

El tema se complica cuando no está claro si, como aseguran las entidades, los «riders» sean autónomos. Fuentes del sector explicaron a ABC que si bien es la imagen que proyectan, después «hay de todo». De hecho, los mensajeros se han constituido en una plataforma («riders x derechos») para denunciar su situación como falsos autónomos. En verano presentaron una reclamación colectiva para dirimir esta situación, pero finalmente el juicio se anuló porque la empresa Deliveroo pagó indemnizaciones a los trabajadores despedidos. El modelo que rige a los repartidores es el de Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente (TRADE), que significa que el 75% de los trabajos deben ser para una misma empresa, a cambio de tener una actividad garantizada. No obstante, es cierto que si los repartidores son autónomos deben hacerse cargo de la sanción por el mal uso de Bicimad.

Analizar si son autónomos o, como denuncian los «riders», encubiertos, es tarea de la Inspección de Trabajo , que ha abierto una investigación a nivel nacional. La plataforma en defensa de los derechos laborales de los repartidores pretende demostrar su situación irregular, así como conseguir un salario digno y una jornada de 20 horas a la semana como mínimo. La problemática con Bicimad, dicen, es un ejemplo más de esta «precariedad». «La empresa se limpia las manos y si me multan o me pasa algo le da igual», apunta otro implicado, que no quiere identificarse por temor a represalias.

Estos repartidores de comida a domicilio reciben 4,25 euros por cada entrega, independientemente de la distancia recorrida. «Como mucho me puedo sacar 8,50 a la hora », explica. Las compañías, no obstante, insisten en que esa valoración no es cierta y que los datos que ellos manejan es de 10 euros medios la hora.

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