Ángel Antonio Herrera - Cartas a la alcaldesa

El mendigo

No es que moleste, faltaría más, pero agrede verle ahí, porque la culpa es de todos, porque la culpa sigue siendo la misma, desde hace años

Ángel Antonio Herrera

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Resulta que Madrid tiene dos estampas clásicas, por estas fechas, la castañera, y el mendigo. La castañera pillará esquina enseguida, en Sol, mayormente, y el mendigo, o los mendigos, están siempre ahí, en la misma zona, y parecen el mismo mendigo , pero son varios. Lo que pasa con el mendigo, alcaldesa, es que parece que tenemos uno, para figuración, pero resulta que son diversos, y crecientes, y han puesto su sede debajo de un puente, porque los mendigos acaban viviendo debajo de un puente, claro.

El puente es el Viaducto , que es el monarca de los puentes, la ojiva de Madrid, según Gómez de la Serna. Pues ahí tienen su picnic de intemperie los mendigos , compartiendo la manta del desamparo, y un vino de cartón, para ir entonando el cuerpo. Han hecho sede los mendigos debajo del Viaducto, y esto no es novedad, porque el Viaducto lleva años de domicilio laboral del mendigo, pero sí es novedad precisamente por eso, alcaldesa: ¿Cómo es posible que los mendigos sigan ahí, sin alivio ni respuesta? Y cuando digo respuesta aludo a los vecinos de la zona, que han ido a pedir explicaciones al Consistorio, preocupadamente, no sé si con mucha o poca respuesta, aunque me temo que poca.

El mendigo no es que moleste, faltaría más, pero agrede verle ahí, porque la culpa es de todos , porque la culpa sigue siendo la misma, desde hace años. Uno paseó anteayer la zona, y los mendigos están ahí tumbados, bajo el monumento de la calle Segovia , como una tribu de desesperanzados que comparten la manta. Esto hay que arreglarlo, alcaldesa. Viene enseguida la Navidad , que aporta la postal de castañera, tan entrañable y tópica, y la otra postal son los mendigos, el mendigo, tan dickensiano, pero conviene ahorrarnos los mendigos. Hablo del Viaducto, pero los hay dispersos por el barrio de los Austrias, incluidos los soportales ilustres de la Plaza Madrid. Hay que buscar remedio rápido a la orfandad de estas pobres gentes, que hacen sede de abandono bajo el monumento que fotografían todos los japoneses.

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