El lugar donde se sientan los orígenes del Art Decó

El Real Jardín Botánico de Madrid restaura un singular banco decorativo, Premio Nacional de Escultura en 1923

Madrid Actualizado: Guardar
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Ha envejecido a la sombra de los tilos que dan nombre a la glorieta del Real Jardín Botánico, donde está colocado. Descentrado en su pequeña plazoleta, pasa prácticamente inadvertido para quien visita este vergel con 260 años de historia. Sin embargo, los que llegan hasta esta singular pieza de caliza de Colmenar y mármol no saben que se están sentando sobre uno de los orígenes del Art Decó.

Tampoco que lo hacen sobre un Premio Nacional de Escultura de 1923, obra del escultor catalán Frederic Marès (1893-1991). Situado en ese mismo emplazamiento al menos desde los años 40, está visiblemente dañado por la contaminación, los microorganismos y los efectos de la lluvia, el frío y el calor.

Por ello, desde el pasado 1 de agosto está siendo minuciosamente restaurado por Elena García Martínez, del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), que financia en su integridad su limpieza.

La parte más importante del conjunto es el friso en el que el artista representó una escena con caballos y amazonas. Se desconoce qué episodio clásico quiso representar su autor, del que se conserva su firma en la parte inferior izquierda. «F. Marés. 1924», se puede leer aún pese al mal estado de la piedra.

Áspera, ennegrecida y con aspecto poroso, su labrado ha perdido definición. A juicio de algunos especialistas, el estilo de esta obra se acerca mucho al Art Decó, cuyo inicio oficial coincide con 1925 y sería, por tanto, un «avance» de gran valor histórico.

La restauradora del Real Jardín Botánico, Gloria Pérez de Rada, fue quien alertó al IPCE en 2014 del estado del banco. «Como consecuencia de los depósitos de suciedad acumulada en su superficie, se detectaron agentes de biodeterioro que estaban atacando la obra», cuenta a ABC García Martínez. La restauradora, que trabaja en el departamento de Conservación Preventiva, está llevando a cabo una limpieza especial.

«Solo utilizamos vapor de agua y alcohol en un volumen del 70%», explica. La técnica, que pretende favorecer la sostenibilidad del entorno natural en el que se encuentra, se ha utilizado ya en la escultura «Mujer sentada», del Museo Sorolla de la capital; en parte de la Colección Loringiana de Málaga; y en la «Galatea» del Museo Lázaro Galdiano.

La huella de sus avatares

En la reparación de las grietas, ocasionadas probablemente por un mal asentamiento de la pieza, se utilizará mortero de cal y carga inerte. Las marcas de palanca –que han mellado la piedra de su frontal– revelan que la pieza fue trasladada en al menos una ocasión. «Se sabe que estuvo durante algún tiempo en el Ministerio de Fomento, pero se desconoce si ha sufrido otros avatares», comenta su restauradora.

La complejidad de esta actuación, en la que no se emplean sustancias químicas, prolongará su trabajo hasta finales de septiembre. La glorieta de los Tilos, situada junto a los Invernaderos del Jardín, puede permanecer cerrada algunos días por esta circunstancia.

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