poster Vídeo

Loewe Gran Vía, un rayo de luz en el Madrid de la postguerra

Abrió sus puertas en 1939 y sus escaparates hicieron volver a soñar a una ciudad abatida por la Guerra Civil. Hoy es la tienda más antigua que aún existe de Loewe y en ella se respira el ADN de esta firma de lujo

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En las Navidades de 1939, en una España triste tras la Guerra Civil, Loewe regaló a Madrid una nueva razón para soñar. Los escaparates de la tienda abierta en el número 8 de la Gran Vía no tardarían en hacer fulgor entre los madrileños sin importar que solo unos pocos pudiesen entrar en ella y adquirir algún artículo. Por aquel entonces, el director creativo de Loewe era Pérez de Rozas, responsable de cambiar el concepto de escaparate. Pasaron a ser oasis de creatividad y contrastaban con la austeridad de la época. Fue tal el impacto que tuvo en la ciudad que se dice que se acuñó la expresión «ir de escaparates». Además era frecuente que la gente esperase por la noche en el vecino bar Chicote mientras se realizaba el cambio de escaparates y así poder ser os primeros en verlos.

Cuando abrió la tienda de la Gran Vía la marca Loewe ya se había ganado su fama. Su fundador, Enrique Loewe Roessberg, fue un artesano de origen alemán que después de pasar por Inglaterra llegó a Madrid en 1872 atraído por la calidad de los trabajos de su marroquinería. Se asoció a un grupo de artesanos de la piel que trabajaban en la antigua calle del Lobo. Desde un principio obtuvo un gran éxito y abrió un establecimiento en la calle Príncipe 39, siendo referente entre los mejores bolsos de piel. Su calidad fue reconocida en 1905 al recibir el título oficial de «Proveedor de la Corte Real». Con la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1906 se habló mucho de Loewe.

En 1934 se puso al frente de la firma Enrique Loewe Knappe. «El local de la Gran Vía lo alquiló antes de la guerra y durante el conflicto Loewe se desmanteló», explica a ABC Sheila Loewe, quinta generación de la familia, y al frente de la Fundación Loewe. «Al abrir la tienda en el 39 tenía muchas deudas pero lo hizo, y en un contexto muy triste y difícil. Acabó por ser la sensación de Madrid», puntualiza. Diseñada por el arquitecto Francisco Ferrer Bartolomé, de entonces conserva en su interior una escalera curva, lámparas de araña de cristales y los muebles de madera de caoba de pared. Y en su exterior se mantiene el escaparate curvo, la fachada semicircular y verjas que eran las puertas originales que cerraban la entrada principal y que hoy están expuestas en la galería. La tienda fue diseñada por el arquitecto Francisco Ferrer Bartolomé y la fachada está protegida por Patrimonio. «Y lo más importante, conserva su alma», recuerda Sheila Loewe quien siempre que puede, organiza eventos de la fundación en este espacio «porque es una parte muy importante de nuestra historia». Recuerda que a su padre y a su abuelo, al decir que se apellidaban Loewe, les preguntaban siempre, «¿Loewe los de la Gran Vía?».

Clientes ilustres

La fama acompañó siempre a Enrique Loewe aunque «al ser nombrados proveedores reales dio a la marca más visibilidad pero ya era muy conocida», recuerda su tataranieta. Por la tienda de la Gran Vía fueron muchas las celebridades las que acudieron allí a comprar. Entre ellos, Ernest Hemingway, «que se compró un chaleco de cuero para ir a las corridas de toros» o Ava Gadner que adquirió «un bolso de piel de cocodrilo marrón chocolate». En el libro de firmas aparecen los nombres de Cary Grant, Catherine Deneuve, Charlon Heston, ShopiaLore, Dustin Hoffman y Don Juan Carlos, entre otros.

Pero no solo ilustres fueron sus clientes sino también las dependientas de esta emblemática tienda. Perico Chicote creó el cocktail Srtas. Loewe, en 1958, dedicado a las vendedoras de la tienda de Loewe de la Gran Vía que al salir de trabajar acudían al glamuroso local a tomar algo. Entre los ingredientes está la granadina, el vodka, el zumo de naranja y campari. Se ha estado sirviendo hasta hace poco.

La mejor piel

«Desde el comienzo nos hemos distinguido por la calidad de las pieles y la excelencia en todo lo que se hace», subraya Sheila Loewe. Una calidad que sigue siendo su seña de identidad y que además pretenden que nunca desaparezca y para ello, hace aproximadamente dos años, se creó la escuela de marroquinería de Loewe donde se enseña todo el saber de sus artesanos. Desde 1996 Loewe pertenece al grupo francés LVMH (Louis Vuitton Moet Hennessy). Tal y como destaca Sheila, a pesar de la adquisición, «Loewe es muy nuestro, con un diseño muy español» y reconoce que LVMH respeta mucho el origen de la marca. «Tenemos trabajando con nosotros a las mejores manos del mundo y la piel española napa 7000 también es una de las mejores del mundo».

Entre los artículos que marcaron una época está el bolso modelo Amazona, que se sigue vendiendo en sus más diversas tonalidades. Una de las novedades es el modelo puzzle, credo por el nuevo diseñador Jonatha Anderson. Ambos modelos son los artículos que más éxito tienen en la firma. Concretamente en la tienda de la Gran Vía, el artículo más barato que está a la venta es el pin Meccano sencillo, 95 euros, y el más caro el bolso Flamenco en piel de cocodrilo, 22.000 euros.

Galería Loewe

En el 2007 se realizó una reforma recuperando el espíritu de los «gloriosos años 60». Y en el 2013, en la parte inferior de la tienda, se ha instalado la Galería Loewe. Abierta al público en horario comercial y entrada libre, pretende mostrar la tradición de las pieles y los productos más icónicos de la firma narrando la historia de su continua evolución. «Es una espacio vivo», recuerda Sheila Loewe. En él se conserva un escaparate de1943, diseñado por Pérez de Rosas, en donde el protagonismo lo tienen unas calas. En ellas se han inspirado los escaparates de Loewe para estas Navidades.

Desde que los japoneses quedasen prendados por la calidad, el diseño y el tacto de las pieles de Loewe en los años 70, el mercado asiático no ha parado de crecer, tanto que hoy en día supera al europeo. Además alrededor del 70% de las ventas de Loewe en España es a turistas extranjeros de los cuales los asiáticos realizan más del 80% de las ventas.

Por la tienda de la Gran Vía entran también más asiáticos que españoles pero hay algo que no ha cambiado con el paso de los años. Sus escaparates siguen alegrando la vista a los miles de madrileños que pasan por allí casi a diario. Y siguen soñando.

Ver los comentarios