Música

Izal, la cara amable del «indie»

El quinteto madrileño toca tres noches en el Teatro Circo Price y se estrena con lleno absoluto

Madrid Actualizado: Guardar
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Vetusta Morla con su «indie» cantado en español vino a demostrar hace años con la autoedición de su disco de debut «Un lugar en el mundo» (2008), que la música se empieza desde abajo, desde las salas pequeñas, creando audiencia fiel, probando otras fórmulas dentro de una industria musical en horas bajas. Y que quién la sigue la consigue. Izal vienen bajo el mismo patrón, y un trayecto similar, y pueden tomarse como afluentes de los tricantinos. ¿Por qué? Porque su sonido sigue la línea de los Morla, hasta en las maneras de cantar de Mikel Izal (voz y guitarras). Una carrera trepidante, de auge exponencial, con tres discos en tres años. En ese puente con la música comecial con el que cierta música «indie» ha conectado.

Con su tercer disco «Copacabana» (Hook ediciones, 2015) Izal venía a Madrid a lo grande a presentarlo con tres fechas dentro de la programación del Inverfest en el Teatro Circo Price. Y todo apunta a que conseguirán colgar tres llenos. Mayoría del público veinteañero tarareando sin piedad la gran mayoría de las canciones.

Alan Queipo en la web cultural «notodo.com» hacía una radiografía perfecta de lo que supone «Copacabana» y lo que ha conseguido «el Ejército Izalista de Liberación». «El primer disco de 'indie vs. indie'. Nunca recrearse tanto en la autoimportancia había vendido tantos discos». Vivimos en una época muy brillante pero con muchos ingredientes transgénicos.

Como decía en una entrevista el periodista musical barcelonés Nando Cruz que publicó el otoño pasado «Pequeño Circo, historia oral del 'indie' en España» (editorial COntra, 2015) en el fondo «el indie (de los 90) no llegó a ningún lado porque no era solitario». Matiza que fue «insignificante y que no tendrá mayor repercusión». A lo que añadimos que fue un fenómeno minoritario, donde reinaba el ombliguismo.

El 'indie' de antaño pecaba de complejo lingüístico y excesivo mimetismo con la escena anglosajona, el de hoy tiene orgullo español pero está completamente desvirtuado. Como muestra el éxito de tantas bandas que caminan seguras, con eficacia y mucha profesionalidad, hacia un porvenir que no se sabe muy bien adónde lleva, pero gustar, gustan mucho.

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