Investigan a un exjefe de la Policía Municipal por supuesto beneficio a la empresa de Flores

José Luis Morcillo está expedientado por haber presionado a un cabo en una inspección al local para el que trabaja el condenado por el Madrid Arena

Miguel Ángel Flores sale de la discoteca Macumba, en Chamartín, en noviembre del año pasado DE SAN BERNARDO
Carlos Hidalgo

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La Policía Municipal tiene abierto un expediente disciplinario por una supuesta falta grave contra el que fuera jefe de la Policía Municipal con Alberto Ruiz-Gallardón (PP) entre 2001 y 2007, José Luis Morcillo . Un cabo redactó un informe en el que comunicaba a sus superiores que, durante una inspección a la sala Lab, regentada por la empresa para la que trabaja el condenado por los cinco homicidios imprudentes del Madrid Arena, Miguel Ángel Flores , el mando policial se presentó allí y puso trabas a la investigación que se estaba desarrollando en la fiesta.

Las sospecha que cae sobre Morcillo es que, de alguna manera, habría intentado evitar la sanción contra la mercantil, hasta el punto de que ordenó, solo tres horas después, una nueva inspección que acabó con unas conclusiones muy distintas (y más favorables para los intereses de Flores y sus jefes) que la anterior. El expediente se resolverá muy pronto.

En el inicio de las campaña de Navidad de 2016, el concejal de Seguridad, Javier Barbero , anunció que se vigilaría que la antigua discoteca Macumba cumpliera toda la legalidad. Lo hacía tras conocerse que lo que ahora se llama complejo MEEU (donde se encuentra la sala Lab), en la zona superior de la estación de Chamartin, estaba organizando eventos para esas fechas y que el empresario de la fiesta mortal del Madrid Arena participaba en su preparación como coordinador de desarrollo de negocios; es decir, como organizador.

Sospechas

Fruto de esa promesa, como adelantó entonces ABC, un equipo del Servicio de Inspección y Evaluación de Servicios (SIES) de la Policía Municipal, creado ex profeso tras la tragedia del Madrid Arena, ordenó una inspección en la sala Lab. Había serias sospechas de que, pese a tener sólo una licencia de restaurante-espectáculo, podría estar funcionando como discoteca , contradiciendo así tanto el permiso Municipal que tiene como el contrato de arrendamiento con ADIF, propietaria del local.

Se da la circunstancia de que el SIES depende directamente de la Jefatura del Cuerpo y no de la Subinspección Territorial 4, que es la que dirige Morcillo y que lleva los distritos de Chamartin, Hortaleza, Moncloa-Aravaca, Tetuán y Fuencarral-El Pardo . Este es un dato importante para lo que habría de suceder después.

«La actividad que se estaba desarrollando en el local es contradictoria con la licencia que tiene», rezaba el primer informe policial

Los agentes del SIES firmaron el acta, de cuyo contenido dio cuenta ABC en enero, a las 1.30 horas de aquel día 15. Daban cuenta en ella de que en la fiesta Matrix «la actividad que se estaba desarrollando en el local es contradictoria con la licencia que tiene, que es de restaurante espectáculo». No se apreció exceso de aforo ni problemas de seguridad, pero sí, por ejemplo, que estaba funcionando como «discoteca, al haber zonas diáfanas con gente bailando»; «no se observa ninguna mesa con comida y hay una zona de cocina donde hay bandejas con comida realizada»; es decir, con un catering no preparado allí, pese a ser un restaurante, en teoría.

Segunda inspección

Fuentes policiales indicaron a este periódico que se sospecha que «alguien de la empresa o algún vecino avisó a Morcillo de que se estaba produciendo la inspección, y se presentó allí», sin que dependiera de su Subinspección Territorial. Entonces, según relató luego el cabo al mando del operativo, comenzó a poner todo tipo de trabas , preguntando quién les había enviado y por qué. Aquella visita del SIES se saldó con el informe negativo ya mencionado.

«Pero más grave aún es lo que ocurrió después -añaden fuentes policiales-, porque sobre las 4 de aquella madrugada, como subinspector de guardia, Morcillo ordenó a sus agentes una segunda inspección, que se reflejó en un acta en sentido totalmente distinto a la primera». Este periódico ha tenido acceso a su contenido y, efectivamente, donde el SIES hablaba de comida preparada y actividad de discoteca, sorprendentemente, los policías comisionados por el ex inspector jefe señalaban un mero «espectáculo en vivo» y recoge que «se observan mesas en el local con bandejas de comida y cocinas en funcionamiento». De este modo, Eurotransac, del Grupo Alonso (la empresa que tiene contratada a Flores), evitó una sanción que podría haber acabado con el cierre del negocio.

A raíz de lo ocurrido, Asuntos Internos abrió una información reservada, en la que se estudiaron las actas, se entrevistó al cabo que denunció los hechos y, la pasada primavera, se interrogó a Morcillo. Este, entonces, argumentó que, como subinspector de Guardia de aquella jornada, se personó en las 22 inspecciones que se realizaron a locales esa noche . Pero los investigadores analizaron su teléfono móvil, y mediante el GPS, comprobaron que aquello no era verdad: solo había acudido a la antigua Macumba.

El exsubinspector se enfrenta a una suspensión de empleo y sueldo que puede ir desde los cinco días a los tres meses

Entonces, se decidió seguir adelante con el expediente y elevarlo a Gestión Disciplinaria , que investiga si el subinspector incurrió en una falta grave que, en uno o dos meses, se resolverá. Si el instructor falla en su contra, se enfrenta a una suspensión de empleo y sueldo que puede ir desde los cinco días a los tres meses. ABC se puso ayer en contacto con José Luis Morcillo, quien declinó hacer ningún tipo de comentario al respecto.

Eurotransac aprovechó la disparidad de criterios en ambas visitas policiales del 15 de enero para denunciar a Barbero y al coordinador general de Seguridad, Daniel Vázquez, por «prevaricación» al entender que estaban «hostigando» al negocio con inspecciones. Los jueces han archivado la causa ya dos veces, la última hace tres semanas, al no apreciar delito alguno por parte del Ayuntamiento.

Fuentes policiales explicaron que, si por ahora el local ha «vencido » en las numerosas inspecciones a las que sido sometido es porque sus gestores se encargan de «teatralizar» lo que allí ocurre cuando se presentan los municipales o los técnicos de la Agencia de Actividades (ADA): «Intentan demostrar de algún modo que no es una discoteca». El celo es tal, que los inspectores del ADA, dependientes del Área de Desarrollo Urbano Sostenible, han llegado a medir los centímetros de las cortinas, al tratarse de material ignífugo. Ni siquiera así se ha conseguido.

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