El empresario madrileño Nuño de la Rosa con los cantantes Tom Jones y Massiel en 1966
El empresario madrileño Nuño de la Rosa con los cantantes Tom Jones y Massiel en 1966 - ABC

De El Greco a Imperator: los primeros refugios del rock

Una exposición narra la increíble historia del impulsor del circuito de música en directo en España

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

A principios de los años cincuenta un joven madrileño llamado Jesús Nuño de la Rosa impulsó lo que sería el primer paso hacia la creación de un circuito de música en directo en España al organizar un «guateque con venta de entradas» en un oscuro y reducido sótano del barrio de Chamberí. Así, de forma clandestina, comienza la «prehistoria del rock madrileño», que ahora se narra en las paredes de la tienda-galería regentada por el equipo de Holy Cuervo, en la calle de Velarde, número 13, en Malasaña.

Tiques del club Imperate para las actuaciones del Dúo Dinámico
Tiques del club Imperate para las actuaciones del Dúo Dinámico - ABC

Hasta mayo se exhiben en este local fotografías, recortes de prensa, tiques, pósters y hasta contratos originales de las actuaciones musicales que se celebraron en las salas de Nuño de la Rosa, especialmente en Imperator.

Toda esta documentación forma parte del archivo personal del empresario, que fue «descubierto» por el comisario de la exposición, Nacho Serrano, «tras una llamada de teléfono a la redacción de ABC».

«Jesús me invitó a visitarle a su casa de Argüelles -barrio donde siempre vivió y desarrolló la mayor parte de su actividad empresarial nocturna-, y cuando me recibió me encontré con una ingente cantidad de material ordenadamente colocada alrededor de su dueño, don Jesús, un anciano de 84 años que, poco a poco, en sucesivas visitas y conversaciones telefónicas, fue recomponiendo su propia historia con una misteriosa pasmosa», cuenta Serrano.

El Greco, su primer local, se ponía hasta los topes cada fin de semana. Por entonces, las redadas estaban a la orden del día. Sólo unos meses después de las primeras fiestas, Nuño recibió una carta firmada por el comisario de la sección de Espectáculos. «El futuro empresario se dirigió a la Jefatura de la calle de Leganitos convencido de que sus días de emprendimiento habían terminado», narra Serrano. «Sin embargo, Nuño le explicó que en Estados Unidos los jóvenes tenían sitios donde podían ver a Frank Sinatra y a los grandes artistas, y que él quería traer eso a España. Aquello dejó estupefacto al comisario. No solo no acabó en el calabozo, sino que consiguió que la Policía le echase una mano con las licencias», relata.

Con todo ya en regla, en 1952 Nuño de la Rosa abrió otras dos salas. Pero no consolidó su imperio hasta la Nochevieja de 1961, cuando inauguró Imperator, en el número 59 de la calle de Fernández de los Ríos. Penikes, Serrat, Julio Iglesias, Los Brincos, Salomé, Raphael, Miguel Ríos, Nino Bravo, Massiel y una pléyade interminable de artistas hizo memorables las fiestas de esta sala. Tanta fama alcanzó el lugar que el representante los Beatles les llevó de copas a Imperator después del mítico concierto en Las Ventas el 1 de julio de 1965.

Para Serrano, «la vida de Nuño de la Rosa es digna de ser contada en una película». Su existencia está cargada de anécdotas con Fidel Castro y Franco; y también, de sobresaltos. Cuando fue presidente de la Asociación de Discotecas de Madrid, en los setenta, recibió un ataúd en casa como amenaza de muerte. Sin embargo, ninguna intimidación logró hacerle desistir de su meta personal: «Dar una oportunidad a la música en directo en España».

Ver los comentarios