Fervor bajo la lluvia para honrar al Cristo de Medinaceli

Don Felipe acudirá hoy por primera vez como Rey al besapiés de la venerada talla

Colas de espera bajo la lluvia para entrar al besapiés del Cristo de Medinaceli JOSÉ RAMÓN LADRA
Adrián Delgado

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La meteorología más adversa no logra poner a prueba la fe que los madrileños profesan cada primer viernes de marzo al Cristo de Medinaceli . La incesante lluvia en la víspera del besapiés no ha borrado de la plaza de Jesús de Madrid las largas colas de fieles para entrar desde la medianoche de ayer, y durante todo el día, a la basílica. No cerrará las puertas hasta que el último –del medio millar de asistentes previsto– haya logrado venerar la talla que custodia la comunidad de frailes capuchinos. El año pasado se cerró la puerta del templo a las 4 horas de la madrugada del sábado.

La cita contará este año con la visita de Don Felipe por primera vez como Rey. Una arraigada tradición que, desde hace más de tres siglos, lleva hasta el templo a un representante de la Casa Real. En los últimos años, doña Elena representó al entorno del Rey y, anteriormente, lo hizo la Reina Sofía. En 2011, fue el Rey Juan Carlos el que acudió a este acto religioso. La expectación será hoy máxima entre los fieles que se agolpen en la calle.

El cardenal Carlos Osoro , arzobispo de Madrid, presidirá a mediodía una solemne eucaristía en honor al Cristo. Será justo después de la visita del Rey. El Arzobispado de Madrid ha informado que la jornada arrancará con la celebración de la eucaristía la pasada medianoche, momento desde el que la basílica permanecerá abierta a los fieles y acogerá una misa cada hora. La última será a las doce de la noche de hoy. La cripta abrirá con el mismo horario que la basílica, para que todos aquellos que lo deseen puedan confesarse antes de cada eucaristía.

La imagen de Jesús Nazareno que custodian los Capuchinos se talló en Sevilla en el siglo XVII por encargo de los Duques de Medinaceli y se trasladó a Marruecos para culto de los españoles, concretamente a la plaza fuerte de Mámora, en Marruecos. En abril de 1681, fue robada y arrastrada por la calles de Mequinez. Tras ser rescatada un viernes de Cuaresma por los Trinitarios , llegó a Madrid en el verano de 1682 con fama de ser milagrosa. Fue expuesta en una pequeña ermita que se levanta en lo que hoy es el templo de los padres Capuchinos y, en honor de su rescate, se instauró la costumbre de besar el pie del Cristo el primer viernes de marzo. A pesar de que la de hoy es la cita predilecta de los devotos para venerar la talla –por estar a ras de suelo–, se puede besar su pie durante todos los viernes del año.

La actual iglesia de Jesús de Medinaceli fue realizada por el arquitecto Jesús Carrasco-Muñoz Encina sobre los restos de antiguos conventos que sufrieron los avatares, primero de la Guerra de la Independencia y, después, de la ruina tras la Desamortización de Mendizábal. El templo fue consagrado el 21 de noviembre de 1930 por el obispo de Madrid Leopoldo Eijo Garay. En 1973 el Papa Pablo VI concedió a la iglesia madrileña el título de «Basílica Menor». Hoy abrirá a madrileños y fieles llegados de toda España para postrarse a los pies de esta histórica imagen, símbolo de la devoción popular madrileña, y para formular tres peticiones de las que la tradición dice que Jesús intercederá por una de ellas.

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