La farmacia conserva su fachada original de madera
La farmacia conserva su fachada original de madera - BELÉN RODRIGO

Las famosas tertulias de la rebotica del doctor Chicote

Médicos y científicos debatían sobre los últimos descubrimientos y también dialogaban sobre temas políticos y literarios. Con Alberto Deleuze se restauró el edificio y todas las piezas que conserva su interior

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Se desconoce quién fue el fundador de esta farmacia aunque por su interior se deduce que sería una persona bastante distinguida o al menos con un gran gusto por el arte. Y es que el interior de la botica situada en el número 39 de la calle San Bernando deja a cualquiera con la boca abierta. De 1780, mantiene su estructura casi original, en la época de Carlos III. El espacio rectangular está ocupado por seis hornacinas con adornos de estilo barroco donde se guardan tarros de los antiguos boticarios procedentes de la fábrica del Buen Retiro. Los lienzos de las paredes y la araña del techo son de gusto francés y en la rebotica se conserva una antigua lámpara de gas.

El escaparate y la fachada son de madera.

Las primeras pistas que existen de sus propietarios se remontan a finales del siglo XVIII o comienzos del XIX cuando perteneció a don Baltasar Riego. En el Archivo de la Villa consta que su viuda, Manuela Tejada, traspasó la farmacia en 1861 al doctor Juan Chicote. Este farmacéutico tuvo mucha fama por las tertulias que se formaban a su alrededor en la rebotica. Fueron años de grandes acontecimientos como la revolución de 1868. Según cuenta José Luis Urreiztieta en su libro «Las tertulias de rebotica en España. Siglos XVIII-XX», a estas charlas asistían toda clase de personas pero abundaban sobre todo médicos. Y allí se comentaban los últimos descubrimientos, especialmente los referentes a la medicina o a la química. Pero también se celebraban tertulias políticas y es que «el doctor Chicote era un republicano convencido y hasta un teórico del sistema, sobre el que poseía grandes conocimientos», se puede leer en el citado libro de Urreiztieta. Un pensamiento que compartía con otros médicos que pasaban por su rebotica como Castelar o Pi y Maragall. En esta farmacia, con Chicote al frente, se dispensaron recetas homeopáticas aunque muchos médicos que allí acudían eran contrarios a la doctrina homeopática.

Tertulias científicas y políticas

Se cree que en esta rebotica se produjeron conexiones entre elementos revolucionarios. Y fue en la rebotica del doctor Chicote donde muchos médicos leyeron por primera vez sus trabajos académicos. Y de allí partió la idea, entre otras, de la fusión de las carreras de Medicina y Cirugía. Y se hablaba igualmente de otros temas, como de literatura, apreciando las primeras novelas que publicaba el joven Benito Pérez Galdós. Y también famosos fueron los hijos de Juan Chicote. Uno de ellos, Juan, como actor, quien formó pareja con Loreto Prado y juntos recorrieron los teatros. Y el otro, César, un destacado científico que fue director del laboratorio Municipal de Madrid.

A los veinte años de ser adquirida por el doctor Chicote fue traspasada a don Manuel Benedicto Parisio, quien se quedó en la farmacia 47 años. Este farmacéutico preparaba un producto llamado «La solución Benedicto» que se aplicaba en la limpieza pulmonar. Falleció en 1928 y la farmacia pasó a don Salvador Serra, profesor químico del Laboratorio Municipal de Madrid, que la adquirió al casarse con la hija de don Manuel Benedicto. Y en 1947 entra en la historia de esta farmacia la familia Deleuze, cuando Alberto Deleuze la adquiere después de vender otra que tenía en una zona próxima.

«Mi padre era andaluz. Tenía otra farmacia y la vendió para adquirir esta, que estaba mejor situada», explica a ABC José Deleuze quien sigue en el negocio con su mujer Isabel, farmacéutica y titular de esta botica. Fue con su padre cuando se realizó una profunda reforma en el edificio ya que estaba en muy mal estado. «El edificio de tiró hace 30 años y se construyó uno nuevo. Nos trasladamos a un local cercano durante el tiempo que duraron las obras. El Ayuntamiento se llevó todas las piezas y pinturas y las restauraron», cuenta Deleuze. Este matrimonio es consciente del valor histórico de la farmacia, «y todas las personas que por aquí pasan lo aprecian». Hay detalles de gran valor, como «los cordobanes sobre piel de cabra».

Se pueden observar botes con el nombre del doctor Benedicto y del doctor Chicote
Se pueden observar botes con el nombre del doctor Benedicto y del doctor Chicote - BELÉN RODRIGO

Se conservan muchos botes con el nombre del doctor Benedicto y del doctor Chicote donde guardaban las sustancias que se fabricaban en las reboticas de las farmacias. «Ahora las farmacias no tienen nada que ver, nos parecemos más a supermercados donde las personas compran lo que ven», se lamenta Isabel. Como curiosidad, un cliente les llevó una botella azul encontrada en una cueva de Cantabria que venía con la dirección de la farmacia. Entre estas paredes se rodó parte de la película La Verbena de la Paloma y es muy habitual que se realicen sesiones de fotos y grabaciones.

El local ya no cuenta con el espacio de arriba donde vivieron los anteriores farmacéuticos y a donde se accedía por una escalera de caracol que ya no se conserva. «Mi padre no llegó a vivir aquí porque tuvo ocho hijos (dos de ellos farmacéuticos) y no cabíamos todos», aclara José Deleuze. Hoy en día esta botica vive del barrio, con mucho movimiento y conservan clientes de toda la vida. También se asoman turistas, visitando los lugares centenarios de Madrid. Unos y otros disfrutan, siempre que entran, de esta farmacia emblemática de la capital.

Ver los comentarios