Cristiano Ronaldo abrirá su hotel de lujo en Madrid en el edificio de la Casa del Libro de Gran Vía

Cristiano Ronaldo anunció a finales de 2015 que abriría cuatro hoteles exclusivos en Madrid , Madeira (Portugal), Lisboa y Nueva York tras su asociación con el grupo portugués Pestana. Por fin, ya se conoce la ubicación del alojamiento en la capital española: el futbolista ha llegado a un acuerdo con la constructora madrileña Calpense, propietaria del inmueble, para levantar un hotel sobre las 9 plantas en el edificio que ahora ocupa la Casa del Libro , en Gran vía número 29, según ha adelantado El Confidencial y han confirmado fuentes de la operación a ABC, que han matizado que el hotel no afectará en modo alguno a la ubicación de la célebre tienda de libros.

La inversión para los cuatro hoteles será de unos 75 millones de euros, que se repartirán entre ambos socios, y se estima que entre los cuatro centros habrá unas 500 habitaciones , recoge Ep. El jugador del Real Madrid entra así en el sector hotelero con la marca CR7 con el objetivo de «seguir creciendo en este producto». El delantero, consciente de que su vida futbolística no va a durar siempre, emprende este proyecto al igual que otros que ha ido lanzando alrededor de su imagen (zapatos, ropa interior, perfume o bebida isotónica). A diferencia de otros hoteles de la compañía Pestana, divididos en convencionales, posadas y palacios, los hoteles CR7 se centrarán más que en las habitaciones, en las zonas comunes.

El grupo Pestana gestiona 87 unidades en Portugal y en el extranjero, seis campos de golf, dos casinos, una compañía de aviación «charter» y un operador turístico, entre otros. Además, está presente en un total de 15 países, entre ellos Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, España y Venezuela.

En concreto, el de Madrid se asentará en el edificio de la librería más antigua que diseñó el arquitecto José Yarnoz Larrosa en 1920. Aun conserva el encanto de los edificios construidos a principios del siglo pasado. El filósofo José Ortega y Gasset tuvo aquí su despacho, desde el que dirigía la Revista de Occidente , y en el que hubo interesantes tertulias. En 1925 se instaló en sus bajos la Unión Relojera Suiza , aunque se cerró aún se conserva su gran reloj.