La fachada del local, en la esquina de la calle de Alcalá con Goya
La fachada del local, en la esquina de la calle de Alcalá con Goya - RAFA ALBARRÁN

La cervecería Santa Bárbara cierra el grifo

El mítico local, que ocupa desde 1947 la «Casa de las Bolas», se despide de una clientela fiel sin dar explicaciones

Madrid Actualizado: Guardar
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La emblemática cervecería Santa Bárbara, ubicada en la esquina de Alcalá con Goya, pone fin mañana a sus 69 años de historia. Y, para despedirse de ella, clientes de toda la vida se acercan estos días al mítico local. Pepa constituye un buen ejemplo. «Aquí me han traído a tomar Coca-Cola mis padres», dice echando la vista atrás. Más allá de las cañas o el delicioso marisco, destaca el trato «exquisito» que ha recibido siempre, y pone en valor a los empleados: «Sin ellos, el negocio sería otra cosa». Tanto es así que ha venido desde su casa, en Boadilla del Monte, para tomarse «el aperitivo de tantos y tantos años».

Los desaparecidos El Fary y Tip (normalmente sin Coll) también figuraban entre los parroquianos más fieles del establecimiento, que entre 1947 y 1966 se llamó Cruz Blanca.

Incluso Carlos, un anciano que era íntimo amigo del humorista Luis Sánchez Polack, merodea últimamente (más de lo habitual) por los alrededores de la cervecería. «Cuando me enteré de la noticia sentí una profunda tristeza. Aquí he pasado momentos inigualables de mi juventud», confiesa. Y se explica: «Estas paredes han visto a gente importantísima y muy divertida, y han acogido a grandes maestros del arte de tirar cerveza». Para tomar la última, dice, apurará hasta mañana.

«Es desastroso que lugares tan entrañables de Madrid estén desapareciendo»
Isabel , clienta

La noticia del cierre también ha sentado como un jarro de agua fría a Isabel, que disfruta de una caña sentada en la terraza. «Me parece desastroso que lugares tan entrañables de Madrid estén desapareciendo. La ciudad está perdiendo su identidad y su esencia», expone. «Lo mismo hicieron en la glorieta de Bilbao con el Café Comercial», añade su madre y tocaya.

Incluso el edificio –conocido como «Casa de las Bolas» y de construcción neomudéjar– forma parte del imaginario colectivo de los madrileños.

Los camareros y el encargado no han soltado prenda de los motivos de la clausura. Tampoco han compartido –si es que lo saben– la identidad de los nuevos inquilinos. Pero las conjeturas entre la clientela asidua no se han hecho esperar. «Dentro de nada veremos aquí un "burger" o cualquier otra franquicia», augura el acompañante de Pepa. «Qué horror», replica ella. Para el consuelo, las dos cervecerías que quedan: una en Alonso Martínez y otra en la calle de José Castán Tobeñas, en el distrito de Tetuán.

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