La centenaria joyería familiar que trajo a Madrid perlas y diamantes de medio mundo

La Joyería Pérez se ganó la confianza de sus clientes gracias a la calidad de sus piezas y al trato discreto y natural

Hace siete años la Joyería Pérez se trasladó de la calle Zaragoza a la calle Ayala BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

La historia de esta joyería se remonta a 1914 cuando José Pérez Fernández , natural de Galicia, se instaló en Madrid, y montó su propio negocio. Estaba en la calle Zaragoza y en un principio se dedicaba, como era habitual en la época, a la compra y venta de joyas. Su madre Josefa fue quien dio los primeros pasos en el mundo de la platería ya que negociaba con los marinos en Bergondo (A Coruña) y «fundía los galones de sus trajes de donde se obtenía plata», cuenta a ABC José Pérez Revuelta, nieto del fundador , ahora al frente del negocio familiar. En poco tiempo comenzó a fabricar joyas «y vendía al por mayor para toda España», añade. Tuvo también una actividad importante en platería que siempre compaginó con la de joyería.

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La familia Pérez pronto destacó gracias a su « trabajo, inteligencia y honradez », asegura el joyero. Su abuelo tuvo cinco hijos «muy inteligentes que crearon un gran equipo » y fueron los responsables de impulsar el negocio. Compraban en todos lados: perlas de Japón, diamantes de Amberes... « Tuvimos diseñadores exclusivos en París que hacían el moldaje para nosotros, con un diseño muy novedoso . Los hijos de José Pérez estudiaron inglés y francés y acudieron a los mercados internacionales de todo el mundo. No tardaron mucho en ganarse buena fama gracias a la calidad y el diseño de las joyas y también del trato con los clientes. « Mis tíos fueron fundadores de la escuela de la naturalidad », explica José Pérez Revuelta, quien recuerda que por muy famosos que sean algunos de sus clientes han recibido siempre el mismo trato, «auténtico». Recuerda además el entusiasmo de sus tíos por aprender, «se turnaban en la escuela y en el trabajo y se contaban lo que aprendía cada uno».

José Pérez Revuelta (en el medio) con sus hijos Rocío y José BELÉN RODRIGO

El fundador falleció a los 95 años y ejerció hasta el fin una supremacía con sus hijos, incluso al final de su vida. «Era una persona muy exigente y quería todo al momento. Salió de la aldea y quiso llegar a lo máximo en la joyería y lo consiguió», explica el joyero. Destaca el « ahorro » como punto clave en el negocio ya que «se fue reinvirtiendo para tener más potencial». Y asegura que «hemos sido los que más impuestos hemos pagado en España».

Una de las cosas que más le gusta a José Pérez Revuelta, tercera generación, es « ser partícipe de la delicadeza de los primeros regalos de los novios ». Asegura que se crea con los clientes una auténtica amistad basada en la verdad . Él comenzó hace 54 años, y desde entonces «he trabajado mucho, como todos en la familia, y no es algo casual hasta donde hemos llegado», recuerda. Hace siete años, cuando el negocio estaba en manos de la tercera generación, y tras la muerte de uno de los nietos del fundador y la salida de otro, se decidió cerrar la tienda de la calle Zaragoza. José Pérez Revuelta optó por instalarse en el barrio Salamanca (en Ayala 15), más cerca de su principal clientela. Y ahora trabaja con sus dos hijos, Rocío y José. Ahora el nombre de la tienda, Joyería Pérez , va acompañado de la coletilla Nieto de J. Pérez Fernández.

Piezas que marcaron un estilo

En la Joyería Pérez recuerdan que han realizado piezas que han marcado un estilo. «Las modas han cambiado totalmente. Se ha pasado de joyas de un cierto barroquismo a un minimalismo», puntualizan. Ahora los clientes miran más por la calidad y buscan piedras especiales . «Antes se quería lucir la joya y ahora se impone la calidad», añade. Trabajan con varios diseñadores e intentan seguir la línea que marca la moda. «La moda está en el aire, el cliente es el que conforma la moda », afirma José Pérez Revuelta, quien destaca que además de utilizarse algunos brillantes y diamantes diferentes «existe sobre todo una tendencia a poder utilizar lo que se compra».

En la Joyería Pérez se cuida mucho el trato con sus clientes BELÉN RODDRIGO

En esta casa son extremadamente discretos con su clientela . José Pérez Revuelta solo se refiere a una clienta, ya fallecida, Doña Carmen Polo. Y lo hace porque cree importante aclarar «que pagó de su bolsillo todo lo que compró , tanto arreglos como joyas». La mujer de Franco frecuentaba mucho esta joyería y otras, «y en todas ellas pagaba. Ha habido una difamación contra ella», puntualiza.

Del resto de clientes, «por respeto», prefiere no hablar. Aquí encuentran alta joyería y platería pero sobre todo confidencialidad y complicidad con el personal. Después de 54 años por detrás del mostrador «ya he atendido a tres generaciones distintas de la misma familia». Realizan arreglos, «reinventamos piezas » y también venden online. La época de mayo, por las bodas, y Navidad, por los regalos, son de las más agitadas para esta familia. En su nuevo local, con una cuidada y elegante decoración, esperan seguir escribiendo la historia de esta emblemática joyería.

Rocío Pérez mide y pesa los brillantes para la confección de pesas BELÉN RODRIGO
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