El paseo de Extremadura, cuyo tráfico será reducido
El paseo de Extremadura, cuyo tráfico será reducido - ISABEL PERMUY

Carmena elimina 30 kilómetros de carriles para el tráfico de coches

El Ayuntamiento reducirá el paso de vehículos en más de una decena de calles; la mayoría estarán operativas en 2019

La distancia es equivaliente al trayecto comprendido entre la Puerta del Sol y el municipio de Tres Cantos

Madrid Actualizado: Guardar
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Poco menos de 30 kilómetros separan la Puerta del Sol y el municipio de Tres Cantos, una distancia equivalente a los carriles que el Gobierno de Manuela Carmena ha eliminado para el tráfico de coches en la capital (27,3). Peatonalizaciones, nuevos itinerarios ciclistas o ensanchamiento de aceras transformarán progresivamente la fisonomía de la ciudad, sin distinción entre barrios o distritos. Gran Vía, Alcalá, Santa Engracia o el paseo de Extremadura son algunos ejemplos.

La notable reducción al tráfico en el paseo de Extremadura, una de las grandes arterias de acceso, es una de las principales actuaciones en cuanto a distancia. Como reveló ABC, la medida suprimirá un carril por sentido en los dos kilómetros y medio que abarca esta vía, desde su nacimiento en el final de la calle de Segovia hasta su conexión con la autovía de Extremadura (A-5), por lo que serán 5 kilómetros en total.

El plan no solo prevé eliminar estos dos carriles, también ensanchar las aceras, instalar pasos de peatones regulados por semáforos y rebajar la velocidad de 70 a 50 kilómetros por hora. El Ayuntamiento sostiene que la propuesta, que en principio estará lista para la primavera de 2019, es una reivindicación de los vecinos para transformarla en una vía urbana.

Esta apariencia, precisamente, ya define a la Gran Vía. A pesar de ello, la emblemática avenida sufrirá una enorme transformación y los conductores perderán dos carriles de circulación –uno en cada sentido– en los dos tramos en los que se divide, desde Cibeles a Callao y de ahí a la plaza de España. La reforma, presupuestada en 5 millones de euros, se diferencia en función de la zona. En el primer tramo la bicicleta convivirá con el resto de vehículos en ciclocarriles 30 y la calzada se dividirá en cuatro, con solo uno por dirección para los coches; entre la plaza de España y Callao se instalará en sentido subida un paso para los ciclistas, independiente del resto.

Un ciclista circula por la calle de Santa Engracia
Un ciclista circula por la calle de Santa Engracia - MAYA BALANYÁ

Estas actuaciones se enmarcan en el objetivo del Consistorio de dar un giro radical al modelo de movilidad de la capital, con más protagonismo para los peatones y los ciclistas en detrimento del vehículo privado. Desde las concejalías de Medio Ambiente y Movilidad y Desarrollo Urbano Sostenible, que dirigen Inés Sabanés y José Manuel Calvo, respectivamente, insisten en que el fin es «invertir la pirámide del tráfico» para paliar los efectos de la contaminación. No obstante, no todos los planes estarán operativos al final del presente mandato; algunos ya están en marcha mientras que otros, como el del paseo de Extremadura, aún deben redactarse. Fuentes municipales señalan que «es difícil» que la Gran Vía esté acabada en 2019.

Este modelo, desarrollado en Navidad a través de una suerte de prueba piloto en la Gran Vía, se ha trasladado casi idéntico al tramo norte de la calle de Alcalá, entre Ventas y Arturo Soria, justo en el límite del distrito de Ciudad Lineal, fuera de la M-30.

Fuera de la M-30

En este caso también se ampliarán las aceras y se eliminará un carril por sentido; quedará uno para el autobús y otro para las bicicletas en sentido subida, en la zona más empinada. No obstante, en el tramo del barrio de Quintana, con una gran afluencia comercial, la circulación será más restringida: el tráfico privado y el transporte público compartirán los únicos dos carriles. En la conexión de Ventas con la M-30 se amplía la calzada. Se pierden 2,4 kilómetros por dirección.

Hace apenas un mes el Consistorio anunció una actuación combinada en las calles de Atocha y Carretas, presupuestada en 7 millones de euros. La primera reforma abarca cerca de 800 metros en ambos sentidos, entre la glorieta del Emperador Carlos V y la plaza de Antón Martín. Las obras, que se desarrollarán durante un año y medio, también dejarán esta céntrica vía con un solo carril por sentido. Se reservará un espacio para el bus y se habilitará un carril-bici segregado en el nacimiento de la calle, donde la pendiente es mayor. A continuación, circularán por ciclo carril.

En paralelo, habrá una peatonalización total de Carretas, entre la Puerta del Sol y Jacinto Benavente. Aunque esta actuación comprende la transformación íntegra del pavimento, el equipo de Gobierno ya ha puesto en marcha otras restricciones al tráfico similares, como el controvertido corte de 80 metros de la calle de Galileo.

Esta medida, que prohíbe el paso entre Fernando Garrido y Meléndez Valdés, ha sido rechazada por toda la oposición en el Pleno, un mandato que la alcaldesa ha ignorado. Con cerca de 2.000 firmas vecinales en contra, el edil del distrito de Chamberí, Jorge García Castaño, reconoció hace una semana que el cierre es reversible. Las protestas se han sucedido en las últimas semanas, impulsadas por la congestión del tráfico que reina en la zona.

Polémica ciclista

Si bien uno de los denominadores comunes es el ensanchamiento de las aceras, la reducción de carriles añade otro elemento generalizado: la construcción de carriles-bici. Se invertirá 8 millones de euros para construir una red que superará los 30 kilómetros, la misma distancia que se ha eliminado para los coches. Obras como la avenida de Oporto, casi concluidas, también cuentan con el rechazo de la oposición.

Especialmente controvertida es la actuación en la calle de Santa Engracia, donde se ha perdido un carril en más de dos kilómetros. Este espacio está considerado por asociaciones ciclistas como uno de los «puntos negros» de la capital, habida cuenta de que su concepción como carril segregado de doble sentido no es la correcta. La polémica, sin embargo, no acaba aquí. El carril-bici de la calle de Toledo tampoco es bien recibido, hasta el punto de que ha sido denunciado al Defensor del Pueblo por ubicarse en el margen equivocado de la calzada

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