La pizzeria VK tras su cierre, con el cartel publicitario
La pizzeria VK tras su cierre, con el cartel publicitario

Los bukaneros cargan contra el pizzero «anticorrupción» de Vallecas, héroe del barrio

Radicales de extrema izquierda acusan a este empresario de no respetar los derechos laborales de sus empleados

Madrid Actualizado: Guardar
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El conocido como pizzero «anticorrupción» de Vallecas ganó cierta fama hace años, cuando cerró su local, según aseguraba, asediado por la corrupción. Él mismo se erigió como una especie de héroe en el barrio, como un látigo contra el Ayuntamiento del PP, pero esa consideración se ha vuelto en su contra. El grupo radical de extrema izquierda Bukaneros y otros colectivos afines han publicado un comunicado en el que «quitan la careta» a este empresario, que maltrata a sus empleados y no cumple con la legislación laboral.

Fue en 2014 cuando la pizzeria VK cerró definitivamente después de 24 años de vida. «No hemos podido con la corrupción. ¡Nos vamos!», decía un letrero en la puerta del local, con pizzas a 3,99 euros.

Su propietario denunciaba que la competencia desleal había acabado con su negocio, incapacitado para competir con otros locales que actuaban sin licencia. Quienes ahora lo critican y piden su marcha de Vallecas señalan cómo ha cambiado. «Siempre ha querido aparentar ser un negocio de barrio (...) Pero en los últimos años han dejado ver que no es oro todo lo que reluce», apuntan.

En su acusación, aseguran que cuando la pizzeria VK se cerró abrió otro local más grande; y después un segundo establecimiento. «Queremos esta pizzería fuera de Vallecas», dicen los radicales porque, presuntamente, el pizzero no es quien dice ser. Entre sus argumentos destacan que cuenta con trabajadores sin contrato; obliga a firmar bajas voluntarias para despedirles; no respeta las bajas médicas y acosa a los empleados; los trabajadores no tienen el carnet de manipulador de alimentos; jornadas de 40 horas; despidos por motivos inventados; órdenes de llamar a la Policía si ex compañeros se acercan a los locales; usa alimentos en mal estado o, entre otras, declararse insolvente para no pagar indemnizaciones.

El empresario atacado por estos grupos ha mantenido algún cruce de mensajes en Twitter, donde ha tratado de defenderse y acusa estos colectivos de extrema izquierda de «actuar como el sistema».

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