El Ayuntamiento reconoce que el cierre del Centro de Madrid al tráfico privado «es mejorable»

La portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, ha reconocido que la aplicación de las restricciones al tráfico del Centro durante esta Navidad «es mejorable». Aunque ha sostenido que la valoración general por parte del Consistorio es «muy buena», ha admitido que la ejecución de lo que dicta el decreto municipal no ha sido óptima. «No lo hemos logrado del todo», ha dicho.

Cuando termine este período de restricciones, el próximo 11 de enero, es cuando el Ayuntamiento evaluará el plan y se incorporarán mejoras para aplicaciones futuras. Con ello, se refería a la intención del Gobierno municipal de impulsar la peatonalización para que se convierta en una realidad con el Área de Prioridad Residencial (APR)en todo el distrito Centro de la capital.

«Así lo recoge el proyecto de presupuestos de 2017», ha recordado .

La edil de Ahora Madrid, pese a las críticas de las principales asociaciones de comerciantes y hosteleros, ha destacado que la incidencia de los cortes de tráfico para el comercio fue incluso beneficiosa. Además, ha indicado que se avisó a los afectados por la medida por carta desde la Junta Municipal de Centro, que preside Jorge García Castaño. «Los comerciantes estaban informados», ha reiterado. En ellas se les informaba de los detalles de la restricción de entrada a los coches privados al centro de la ciudad. Sobre los aparcamientos, que muchos gerentes privados lamentaron pérdidas de 10.000 euros al día, Maestre ha afirmado que «han estado fundamentalmente llenos a lo largo de los cortes».

«Disparatado»

Desde el PP, la concejal Ayuntamiento Inmaculada Sanz ha acusado al Ayuntamiento de que las cámaras del Consistorio que controlan el tráfico en la Gran Vía y Plaza de España no den señal de imagen y cuando sí la proporcionan es para enfocar a emplazamientos en los que no circulan los vehículos, mientras que las de la M-30 proyectan imágenes del año 2014. Ante estas afirmaciones, Maestre ha respondido, con cara de incredulidad, que «es una cosa bastante disparatada».