Agresiones a sanitarios: «Llevo siempre gas pimienta desde que un paciente me amenazó de muerte»

Crecen un 37,6% los ataques a profesionales de la salud por parte de pacientes o familiares. Las enfermeras sufren la mitad

ERNESTO AGUDO
M. J. Álvarez

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Las ag resiones que sufren los profesionales de la salud no dejan de crecer. Lo hicieron un 37,6% en 2016, con un total de 1.287 incidentes notificados al Registro Madrileño de Agresiones y Conflictos (Remac) de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. De todos ellos son los enfermeros los que concentran la mitad de los ataques, con el 49,96%. Una tendencia que se mantiene estable en los últimos seis años con ligeras variaciones.

Los incidentes que tienen como protagonistas a los médicos supusieron un tercio del total, un 34,97%, con un aumento de un 2% respecto a 2015; mientras que los que afectaron a los empleados no sanitarios -celadores, administrativos, etc.- un 15%, continuando a la baja y experimentando una caída de cerca de un 2% respecto al ejercicio anterior.

Estos incidentes se producen, generalmente, en los hospitales , en donde hubo un aumento del 40,6%. Mientras, en los centros de atención primaria subieron un 33,9% y los que afectaron a los trabajadores de Summa 112 subieron un 36%.

En cuanto al tipo de agresiones, son las verbales las que se sitúan en cabeza, con un 69,08% y un crecimiento del casi tres puntos respecto a 2015, seguidas de las amenazas, con un 56,25%, 9,46 puntos más y las coacciones, que alcanzaron el 22,14% y subieron 6,62 puntos. Por contra, las físicas alcanzaron en 2016 un 14.76% , lo que supone una caída de siete puntos.

Suelen ser pacientes o familiares de estos los autores de estos ataques al personal de la salud debido, principalmente, a no estar de acuerdo con la atención recibida, a la presión asistencial y a la falta de medios, indican desde la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amys).

Un infierno

Uno de los casos más llamativos que acabó con una orden de alejamiento de seis meses hacia dos enfermeras ocurrió en un hospital público de un municipio del sur de la Comunidad cuyos afectados prefieren omitir el nombre. Lo protagonizaron dos hijas de un enfermo de cáncer que estaba en la planta de Urología. Ocurrió en 2016. «Desde que llegó a planta no dejaron de amenazarnos. Nos decían: "Como le pase algo a mi padre os vais a enterar"», explica Carmen (nombre ficticio), una de las sanitarias que denunció el acoso constante.

«No se fiaban y cada vez que su padre sufría una crisis se ponían agresivas. Una de las veces, llegaron a dar un tortazo al jefe de servicio en presencia de dos enfermeras que se libraron de sus iras como pudieron», agrega. La situación durante el mes que estuvo ingresado este paciente llegó a tal extremo que entraban de tres en tres en la habitación, por miedo. «Temblábamos; nadie quería que nos tocara ir a esa habitación, fue un infierno».

Carmen indica que en el control tenían anotado el protocolo a seguir «Llamar al 091, a seguridad del hospital y al jefe de guardia ». Ella estuvo de servicio la noche que falleció. «No me dejaron suministrarle la medicación, decían que iba a matarle», explica.

Esta enfermera agrega que: «Cuando murió, comenzaron a dar patadas a diestro y siniestro, incluido a los vigilantes, recuerda, y una de las hijas del fallecido se abalanzó sobre una compañera que estaba en el control, quien, presa de pánico, se zafó como pudo y sufrió tal ataque de ansiedad que perdió la visión en un ojo. Otra se encerró en una habitación por temor a las represalias» , indica.

Fueron estas dos a las que un juez impidió a las agresores que se acercaran. «Yo, desde entonces, llevo un 'spray' de gas pimienta en el bolso para defenderme», recalca Carmen. Y es que una de las dos condenadas, comenzó a vociferar: « ¡Os voy a matar !. Os espero en el aparcamiento. De donde está mi padre no se sale, pero de la cárcel sí». El estrés aún les dura. «Pasamos por la puerta y nos ponemos nerviosas», explica. Este caso es extremo, pero refleja los conflictos que sufre el personal sanitario «A mí una vez me lanzaron el teléfono a la cabeza por decir a un hombre que su hijo menor no podía entrar en la unidad», indica otra enfermera.

Reclaman que sean accidentes laborales

«Lo peor, a veces, es como te hablan, con qué desprecio y como te tratan, como si fueras su criada », indica Manuela. «Consideran su caso prioritario sobre los demás, sobre todo en las Urgencias. Cuando hay esperas todo el mundo se ponen nervioso, se enrarece el ambiente y saltan chispas».

Para poner coto a estos episodios el Sindicato de Enfermería, Satse, exige a las administraciones que estos casos sean considerados como accidentes laborales , ya que ocurren en el ejercicio de su trabajo y que las víctimas cuenten con la debida asistencia psicológica y jurídica gratuita. Así lo indica Verónica Díaz Sánchez, responsable de Salud Laboral del colectivo.

Desde la consejería de Sanidad replican que la declaración de accidente laboral es competencia del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y que todos los profesionales del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) tienen el acompañamiento necesario.

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