Antonio Arroyo
Antonio Arroyo - EFE

Así actuaba Antonio Arroyo, el «mayor estafador hipotecario de España»

Fue detenido ayer, junto al principal encausado por el fraude en los cursos de formación de Madrid, por crear un entramado de empresas para captar de forma dolosa subvenciones públicas

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hace unos años, la Policía nombró a Antonio Arroyo como «el mayor estafador hipotecario de España». Su última fechoría terminó ayer cuando agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional (UDEF) le detuvieron junto al empresario cordobés José Luis Aneri y al último director general del grupo Marsans Iván Losada, acusados de crear un entramado de empresas -hasta un total de 60- para captar de forma dolosa subvenciones públicas.

Anteriorimente, Arroyo había sido arrestado -en febrero de 2016- como máximo responsable de una organización dedicada a engañar a personas con problemas financieros y escasos conocimientos para adquirir préstamos con intereses abusivos, de modo que contraían «enormes deudas» que no podían pagar.

Durante su «carrera profesional», Arroyo ha llegado a prestar dinero a 1.500 personas.

Muchas de las cuales pusieron su casa como aval y terminaron perdiéndola. Para ello, el prestamista subía los intereses por retrasos en el pago, llegando a cobrar hasta un 28 por ciento de más. Cuenta con medio centenar de denuncias y ha estado detenido en tres ocasiones por estafa y falsedad documental, aunque, hasta la fecha, nunca le han condenado.

Desahucio en Tetuán

Un «modus operandi» que saltó a la palestra el pasado mes de abril, cuando el distrito de Tetuán se levantó con la amenaza de Fabián, quien apostado en el balcón de la casa de su madre, enferma de alzheimer, amenazó con tirarse si ejecutaban la orden de desahucio que pesa sobre ella. Detrás de aquella situación desesperada, -que, por suerte, solo quedó en un susto- aparecía un nombre: Antonio Arroyo.

El caso de Fabián, que se juzgará en los próximos meses, se remonta a 2009. Según explicó a EFE, necesitaba un préstamo de 20.000 euros y por ello acudió a bancos y otros instrumentos financieros, donde dio documentación, gracias a la cual le llamaron un día del bufete de Arroyo. «A mí me contactaron diciendo que me daban un préstamo. Quedo con una señorita y me explican las condiciones, que no son nada de lo que fueron al final», expuso.

Luego acudió a una notaría para firma. «En la notaría confiamos que darían fe, pero el señor que estaba ni nos leyó el préstamo hipotecario. Sólo leyó la declaración de heredero de mi padre. Del préstamo no nos comentó nada y firmamos una letra cambiaria, que no sabía ni lo que era. Ahora ya lo sé», indicó Fabián, que desconocía también que los intereses del préstamos eran de un 29 por ciento.

«Pensábamos que teníamos unos meses de carencia y luego podíamos pagar cómodamente. Pero este señor vende la letra cambiara a un segundo, un abogado suyo también imputado. Luego éste la vende a otro bufete, que es quien me ejecuta, con una deuda final de 51.000 euros, de los que 31.000 son intereses. Es insostenible y no lo podemos pagar», reconoció. Por ello, este último bufete se quedó con la propiedad del supuesto estafado, situada en la calle Alfalfa de Madrid.

Ver los comentarios