Xunta y sindicatos desbloquean nuevos obstáculos laborales

Sin que se llegara a desconvocar a la huelga, la Xunta y los sindicatos demostraron ayer que todavía existen resquicios para la negociación del plan de transporte. Todo lo contrario sucede con la patronal, que después de acusar a la conselleira de Infraestuturas de proferir «falsedades» y de romper los cauces del diálogo, conminó ayer al Gobierno a que se mostrara «sensible» con la «preocupación» generada por los paros.

El acercamiento experimentado entre la administración y los trabajadores se cocinó en un encuentro de más de cinco horas de duración. Al final, la fumata blanca se tradujo en un pacto, otro, que atiende a las reivindicaciones sobre las condiciones salariales y laborales del personal. Una vez que la subrogación de las plantillas

será incluida en los contratos de explotación, las centrales consideran que se han alcanzado niveles de garantía «máximos», también en cuestiones abordadas en las últimas semanas, como los tacógrafos. Ahora, de la dotación económica dependen las conversaciones que mantiene abiertas con la patronal para remodelar al alza los convenios colectivos. Los empresarios condicionan cualquier subida de las nóminas a que la Xunta garantice la viabilidad del nuevo plan.

La comparecencia que hoy llevará a Ethel Vázquez a la tribuna de O Hórreo ofrecerá a la oposición la oportunidad de recriminar directamente a la Consellería su gestión al frente de la crisis. El portavoz de los socialistas, Xoaquín Fernández Leiceaga, con quien la conselleira llegó a mantener una conversación telefónica sobre el plan, repitió su «llamamiento» a que se redoblen los esfuerzos en la negociación. «Es posible todavía».

El grupo parlamentario del PSdeG dio a conocer una propuesta propia para desencallar los problemas económicos del mapa. En el pleno de hoy, presentarán una enmienda a la totalidad contra la modificación de los Orzamentos que propone la Xunta. El documento socialista refleja una partida de cinco millones de euros según la cual se aumentaría la rentabilidad de las líneas, consideradas «deficitarias» por un sector relevante de la patronal. «No es una cuestión solo de recursos, pero también es una cuestión de recursos», abundó Leiceaga.

En las filas de En Marea, Luís Villares recriminó a la administración autonómica su escasa voluntad de diálogo: «La soberbia de la mayoría absoluta les impide escuchar a la gente». Forma parte, para el magistrado en excedencia, del abanico de temas que Feijóo ha sumido en el «desgobierno». «Parece que la Xunta lo único que prefiere es perder del autobús de la modernización del transporte», añadió.