Beiras se quedó a escuchar el recital de su discípulo y se marchó
Beiras se quedó a escuchar el recital de su discípulo y se marchó - MUÑIZ

Votación Investidura«Con la venia, presidente»

Luís Villares recordó tiempos de magistrado, y pidió la palabra mediante la fórmula jurídica

Santiago Actualizado: Guardar
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A sabiendas de cuál sería el resultado de la votación de investidura, la atención de los asistentes a O Hórreo se centró en cuestiones casi anecdóticas. Al menos, se preveía que el gélido ambiente de la primera intervención de un Alberto Núñez Feijóo inusitadamente institucional fuese sustituido por otro con algún grado más fruto de la refriega dialéctica. Y la sesión tuvo sus momentos, aunque una vez más, en la dualidad del «poli bueno, poli malo», el portavoz parlamentario y el candidato a presidente volvieron a invertirse los papeles. Como es habitual desde que forman tándem en O Hórreo, el que se fajó con más dureza con la oposición fue el de Os Peares. En ese papel se mostró más cómodo que 48 horas, quizá por eso en pocos momentos se le borró la sonrisa en toda la sesión.

Una de las ocasiones en la que la hizo más visible fue aquella en la que el portavoz socialista le recordó que «según dice, posiblemente estamos ante su última legislatura».

Pero las miradas no solo se centraron en el atril. Más bien, lo que pasó fuera de los tiros de cámara fue lo que aportó el tono de color a la jornada. El aturuxo del diputado nacionalista Xosé Luís Rivas «Mini», al terminar la intervención de Ana Pontón, prometía una diversión en las bancadas que luego no tuvo continuidad. Menos efusiva con su portavoz parlamentario fue la presidenta de la gestora del PSdeG. Nada más comenzar la réplica de Leiceaga, Pilar Cancela se ausentó del hemiciclo a hablar por teléfono en los pasillos de la antigua Escuela de Veterinaria.

Quien sí escuchó a su líder desde la tribuna, y solo al suyo, fue Xosé Manuel Beiras. Como acostumbraba suceder en su última etapa como diputado, el líder rupturista llegó a O Hórreo hacia el mediodía, y cuando Luís Villares finalizó su alocución se marchó murmurando apelativos cariñosos hacia los diputados del PPdeG. Beiras observó a su discípulo recitar un discurso que a propios y extraños recordó por momentos a un examen de oposición. Tanto se metió en el papel el magistrado en excedencia que, en el turno vespertino tomó la palabra con la fórmula «con la venia, presidente».

Como era de esperar, no hubo mucha presencia institucional en las gradas de representantes de la oposición. La única alcaldesa urbana de un partido de izquierda fue la socialista lucense Lara Méndez. Y también se dejó ver en O Hórreo el alcalde de Lalín, Rafael Cuiña (CxG).

Al menos, el respeto institucional sí imperó en el remate de la sesión, y todos los portavoces de la oposición fueron a felicitar al recién investido Feijóo, algo que no había sucedido en 2012. La cortesía se convirtió en noticia.

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