Luis Villares, portavoz de En Marea
Luis Villares, portavoz de En Marea - MIGUEL MUÑIZ

Villares cede ante las tesis de sus críticos

La dirección de la confluencia hace suyo el documento político apoyado, entre otros, por Xosé Manuel Beiras

El portavoz avisa a Podemos de que En Marea es una alternativa única en la que ya no cabe dar «pasos atrás»

Santiago Actualizado: Guardar
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En Marea fue ayer como un polvorín de maniobras antes de encarar la batalla. La confluencia llega hoy a su plenario sumida en una vorágine de debates cainitas, indescifrables para una gran mayoría, pero que pondrán a prueba la capacidad de resistencia de Luís Villares y el grado de influencia de sus críticos. El magistrado en excedencia repele la posibilidad de presentarse ante los inscritos —más de 2.000— como un dirigente de parte. Prefiere antes tener que fagocitar las tesis políticas de quienes no cesan en ponerle palos en las ruedas: un sector integrado por contingentes de Anova, Podemos, Esquerda Unida y algunos alcaldes «rebeldes». Pero es, sobre todo, un texto secundado por Xosé Manuel Beiras. El histórico dirigente nacionalista —casi un oráculo para buena parte del partido— suscribe el documento político que rivalizaba con los aportes oficialistas del portavoz.

Al menos ese era el esquema hasta ayer. Porque Villares ha decidido transigir. Aceptará la hoja de ruta estratégica de Beiras y sus contrincantes en aras de la unidad interna: «Puede hacer aportaciones muy interesantes», señaló, referidas al «análisis de la situación» y «las perspectivas» del partido. Le vale, por ejemplo, que En Marea sea declarada un «movimiento de ruptura» que supere el marco de las instituciones «de la clase dominante». Que se adopten, al fin y al cabo, posiciones más radicales y se recupere vigor en la calle. «No perdamos la perspectiva: hacemos esto porque queremos solucionar los problemas de la gente», aclaró.

La puntilla, no obstante, la volvieron a dar los críticos en un comunicado de respuesta. En él critican la «incapacidad» de la dirección para «tejer complicidades y garantizar la unidad en la diversidad». Matizan, además, que en su idea de partido no hay lugar a una «lógica de la coalición» ni a «un espacio ideológicamente monolítico, jerárquico y limitado». Se refieren, de forma tangencial, a su propuesta de crear una portavocía rotatoria: serviría para apear a Villares del cargo llegado el mes de octubre.

A Podemos y los diputados

La otra china en el zapato del rupturismo es Podemos. Ni asistirán como partido al plenario —podrán hacerlo los afiliados a título particular— ni prestarán su apoyo a la construcción de lo que ellos llaman «En Marea-Partido». Para ellos Villares dejó un mensaje, por si en el futuro se plantean romper amarras. «No hay pasos atrás», espetó: «El espacio de unidad tiene un nombre, es En Marea, y en él cabemos todos». Ninguna «cúpula» —apostilló en varias ocasiones—, va a torcer la voluntad de las bases de generar una «alternativa de esperanza». Podemos llegó a cargar contra la confluencia por arrogarse la «representación única» de las fuerzas del cambio. Y Villares no parece dispuesto a renunciar a ese papel.

La de los morados no fue, tampoco, el único conato de rebeldía antes de la asamblea. Los diputados del Congreso, que en un principio deslizaran su intención de no rendir cuentas ante las bases, finalmente estarán en el Palacio de Congresos de Santiago. Según la actual portavoz del grupo, Yolanda Díaz, todo se debió a un cúmulo de malentendidos, pero «nunca» se planteó la posibilidad de no acudir.

Los alcaldes

Hoy se conocerá si todos estos movimientos surten efecto, pero lo cierto es que Villares carga desde el pasado mes de abril —cuando dio un golpe encima de la mesa para liderar la organización— con una lista de rivales con capacidad de movilización. Uno, si cabe el más importante, es Xulio Ferreiro. El alcalde de La Coruña no perdona que Villares conformara una ejecutiva sin la presencia de dirigentes de la Marea Atlántica y otros colectivos aliados. Y trata de explicar que de aquellos barros, estos lodos: «Si la coordinadora actuase de una manera comprensiva y no hubiese dejado fuera a colectivos importantes», destacó, no se hubiese desatado un torrente de acusaciones y enfrentamientos como los de la última semana.

La opinión es compartida por Jorge Suárez. El alcalde de Ferrol, vinculado a Izquierda Unida, lamentó que desde la dirección actual se haya «estigmatizado a organizaciones políticas que llevan muchísimos años trabajando por la unidad popular». El regidor de Santiago, Martiño Noriega optó sin embargo por guardar un «silencio» solo quebrado por su «compromiso inquebrantable» hacia el «espacio de la Marea».

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