El tridente de Galicia por una financiación «sin ganadores ni perdedores»

Entre las propuestas de la Xunta, destaca la introducción de varios grupos de edad a partir de los 65 años, la ponderación de la dispersión en la educación o acabar con la «financiación encubierta» de los fondos de liquidez

El direrctor xeral de Planificación e Orzamentos, Miguel Corgos, en su comparencencia en el Parlamento EFE
Mario Nespereira

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La financiación autonómica es el esqueleto sobre el que recaen buena parte de las políticas del autogobierno gallego. Es su pan y su sal: su sostén económico . De ahí que su reforma, en vista del fracaso del modelo nacido en 2009, se identifique ahora como una oportunidad para garantizar la prestación de los servicios públicos y se aleje el fantasma de un sistema, otro más, diseñado al calor de los conflictos territoriales.

La Xunta, en definidas cuentas, lo que busca es un sistema «sin ganadores ni perdedores» . Un reparto justo sin más. Es así como lo ha trasladado este miércoles el director xeral de Planificación e Orzamentos, Miguel Corgos, presente en el Parlamento para despiezar la posición del Gobierno autonómico ante uno de los asuntos de mayor envergadura de la legislatura.

Su comparecencia en la Comisión de Economía entrañaba cierto interés: Corgos está al frente de las negociaciones de la comisión técnica de la reforma. Y de su intervención ante los grupos se extrae un esquema de tres puntos sobre el que la Xunta hará girar su estrategia negociadora.

1. El equilibrio vertical: lo mismo para todos

Galicia asume que durante el periodo de recesión (2009-2015), las comunidades cargaron a sus espaldas con la «mayor parte» de los ajustes de gasto. Ahora es la oportunidad de darle la vuelta, amparando los trabajos en el principio de equilibrio vertical: aquel que blinda «recursos proporcionales» a cada administración para que puedan gestionar con garantías sus competencias; y que está directamente relacionado con otro concepto, el de suficiencia. En palabras de Corgos, «que el sistema aporte los recursos necesarios para garantizar la prestación homogénea de los servicios». Todos, sin excepción. La Xunta quiere que el sistema aporte dinero para sufragar toda su oferta, y no solo los servicios de carácter básico, como sanidad o educación .

2. El coste de los servicios: cambios en el envejecimiento y la dispersión

El Ejecutivo considera que estos recursos suficientes son un «elemento nuclear» en las negociaciones, como lo es conseguir que el nuevo sistema equipare «en términos de calidad» los servicios que se prestan en todas los territorios . En definitiva: que no perpetúe las desigualdades entre las regiones. Para ello, Corgos ha asegurado que será necesario valorar «a aquellas comunidades que, por las características de su territorio, presentan mayores dificultades» para hacer llegar al ciudadano sus políticas sociales. «Resulta evidente que las comunidades con menos nivel de riqueza tienen menos capacidad» , ha destacado, citando el caso concreto de la dependencia.

Aqui es donde entran en juego las dos variables clave para la Xunta: envejecimiento y dispersión. El equipo de Facenda coincide con las conclusiones del «comité de expertos», que resaltaron que para ponderar adecuadamente el impacto de la sangría demográfica conviene »tener en cuenta más de un grupo de edad a partir de los 65 años» . Galicia lo ve «más que razonable», especialmente para el apartado sanitario.

En la educación, el director xeral ha propuesto «incluir alguna variable indicativa» del gasto en educación universitaria y FP superior , como calibrar la población incorporada a la enseñanza obligatoria y el número de matriculados en las universidades. La dispersión, en este caso, también cobra importancia . Corgos ha destacado su «especial impacto», no ya en la provisión del servicio, sino en el coste del transporte escolar: el 22% del gasto total en España corresponde a Galicia y la ratio de alumnos por centro está por debajo de la media estatal.

3. Igualdad entre territorios: acabar con la «financiación encubierta»

Adquirir el mismo nivel de ingresos por comunidades es la máxima aspiración de la reforma y un «principio rector» al que Corgos ha puesto el apellido de «irrenunciable» . En este sentido, habrá que concretar cuál será el «nivel mínimo de garantía de fondos» para restablecer el equilibrio (los expertos, citados por el PSdeG, hablan de un minimo de 16.500 millones).

Pero también, el Gobierno subraya la importancia de eliminar al fin los sistemas como el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), utilizado por Hacienda para salir al rescate de algunos territorios y que en la práctica funcionan como un sistema de «financiación encubierta» , como lo ha definido el alto cargo de la Xunta. Además, se planteará un incremento del dinero destinado a sostener el sistema de dependencia y que se multiplique por cinco el Fondo de Compensación Interterritorial (FCI) .

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