CONFLICTO EN LA JUSTICIA
El sindicato mayoritario de Justicia sale al rescate de los radicales para zanjar la huelga
USO se alía con CIG, CUT, y STAJ para pedir una negociación con la Xunta. A cambio, ofrecen interrumpir las protestas
Comisiones Obreras abandona el comité y trasladará el conflicto a la mesa sectorial
El guión de la huelga de Justicia se ha vuelto imprevisible. Los que hace un par de días eran rivales acérrimos ahora son aliados necesarios; y quienes rechazaron con agresivas campañas poner fin a la protesta ahora entienden que no se puede esperar más para darle la puntilla. En ese entrincado contexto, con la Xunta en el papel de espectadora, se desarrollan los acontecimientos dentro de un comité que aglutinaba hasta ayer a siete organizaciones sindicales.
Comisiones Obreras, la última por cuota de representatividad, es la primera en tomar la puerta de salida: la batalla desatada en los últimos días declinó la balanza a favor de tirar la toalla, aunque su portavoz, Tino Nóvoa, asegura que el conflicto «no está cerrado». Lo trasladarán, dice, «a la mesa sectorial», un órgano considerado «tan válido como el comité». Entre las causas de la decisión, Nóvoa apunta a las ventajas de la última propuesta de la Xunta, «el mejor acuerdo que se puede conseguir», y a una serie de enfrentamientos con los sindicatos radicales durante las movilizaciones del Primero de Mayo.
Mientras tanto, la central mayoritaria en la administración judicial en Galicia, SPJ-USO, anunció la firma de una «pax» con quienes tiempo atrás desdeñaban por sus «actitudes fascistas». Así, aseguraron que «no solo quedaba reconstruida la unidad sindical» sino que con sus nuevos compañeros de viaje, CIG, CUT y STAJ, los más inflexibles, quedaba establecida «una nueva mayoría», con invitación incluida a las demás organizaciones .
Fuentes consultadas por ABC enmarcaron este viraje de USO en una estrategia para desconvocar de una vez la huelga. Conjeturan que las centrales que se opusieron a validar el preacuerdo con la Xunta se encuentran ahora en un «callejón sin salida», al no contar con que los funcionarios avalasen continuar los paros y al darse cuenta de que el Ejecutivo no los recibirá por separado, como ocurrió este mismo miércoles en Santiago.
En esa teoría encaja el escrito presentado este miércoles en la ventanilla de la administración. El nuevo frente de USO, CIG, CUT y STAJ solicita, en primer lugar, que Vicepresidencia los convoque a una reunión «a la mayor brevedad posible» . A cambio, ofrecen «una interrupción de la huelga una vez constada que hay voluntad de negociación por parte de la Xunta» . En ese futurible encuentro solo estarían encima de la mesa algunos puntos pendientes, como los planes de recuperación de trabajo o la cláusula de revisión. Quedaría fuera de discusión, pues, el factor de la subida salarial, principal punto de choque en los últimos meses.
Sin reunión a la vista
Desde la Xunta prefieren no hacer ningún tipo de comentarios sobre los movimientos del lado sindical. Tampoco para aclarar la proximidad de nuevas reuniones que pongan fin a un conflicto que va camino de los 86 días de duración, aunque con un seguimiento muy limitado: este miércoles apenas se registró un 16%.
El resto de organizaciones sindicales, por su parte, optó por la prudencia. Desde CSIF, su portavoz, José Antonio Sotelo, aclaró que la unidad sería posible siempre y cuando «estemos todos los sindicatos» y se pida «excusa pública» a los compañeros que padecieron las hostilidades en las asambleas de trabajadores. «Fueron cosas muy graves», lamenta Sotelo, «y decir que no ha pasado nada me parece mirar para otro lado».
En UGT, también exigen que los radicales se «retracten», «pidan disculpas a los compañeros por las amenazas y coacciones» y «reconozcan las mayorías dentro del comité». Así lo pide Manuel Díaz, quien hasta entonces avisa que no tomará partido en ninguna reunión intersindical.
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