Juan Soto - El garabato del torreón

Si todo vale, vale para todos

«El Concello le largó un buen puñado de euros a cambio de que blasfemase»

Lampa por Galicia, entre el cazo y el sablazo, un prójimo que se vende a sí mismo como actor y escritor. Sería lo primero si se diese por buena la equivalencia de los del oficio a los majaras de bisutería; y podría llegar a ser lo segundo si en mala hora no se hubiesen suprimido aquellas beneméritas campañas de alfabetización, gracias a las cuales muchos españoles pasaron de firmar con el dedo a leer en el silabario y escribir en la cartilla. El caso es que al pobre hombre el Concello de Compostela Aberta le largó un buen puñado de euros, detraídos del erario municipal, a cambio de que blasfemase un poco desde el balcón del Pazo de Bendaña , exornado con las galas municipales previstas para la ocasión. En la pulida perorata, el Apóstol y la Virgen del Pilar fueron destinatarios principales de las eyecciones del pregonero, cuya fama de imbécil es conocida, por lo visto, entre los de su gremio, aunque ignorada, es de suponer, por la parte contratante.

Quizá con intención de aliviar sus reiteradas tentativas por convertir a la ciudad de Compostela en un estercolero histórico-artístico-monumental (con vitola de Patrimonio de la Humanidad, eso sí) el alcalde ha intentado quitarle hierro al asunto, y ha salido con eso tan sobado de la libertad de expresión como bien absoluto y sin cortapisas. Tal vez nosotros podamos estar de acuerdo con la teoría del pintoresco regidor compostelano, siempre dispuesto a patrocinar cualquier cañoneo (con pólvora ajena y munición de fogueo, al menos por hora) contra el adversario, real o imaginario, pero incapaz de resolver ni uno solo de los verdaderos problemas que afectan a su ciudad y a quienes viven en ella.

Pero si otorgamos al derecho a la libertad de expresión la condición de principio absoluto e irrevocable, el señor alcalde convendrá con nosotros en que nada habría que objetar a quien se le pudiera ocurrir, hoy o mañana, salir con el disparate de que conoció a la señora madre del pregonero del Entroido 2018 de Santiago de Compostela en una casa de mala nota, pongamos caso. Se trataría de aplicar someramente un principio de igualdad y justicia democrática: si hay libertad de expresión para todo, que sea también para todos. ¿De acuerdo?

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