Luis Ojea - Cuaderno de Viaje

El rugido del león

Resulta incomprensible el desprecio de las administraciones públicas ante la celebración del 50 aniversario del Breogán de Lugo

Luis Ojea
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Resulta incomprensible y causa una profunda desazón y un hondo enojo comprobar el desprecio que las administraciones públicas están demostrando ante la celebración del 50 aniversario de la fundación del equipo de baloncesto más laureado de Galicia, el Breogán de Lugo. Un desaire a la pasión demostrada por miles de personas durante medio siglo con cada partido, con grandes talentos históricos como Velimir Perasovic, Claude Riley, Jimmy Wright, Devin Davis, Charlie Bell o Manel Sánchez y también con muchos gladiadores a los que no siempre se supo reconocer su aportación, el caso de Borja Pérez es paradigmático, bajo la batuta de leyendas del banquillo lucense como Lisardo Gómez, Paco García o Andreu Casadevall.

El equipo que sirvió de trasfondo a la película de Camus «La vieja música».

El que llevó el nombre de Lugo a Europa en la antigua Korac. El que, pese al presunto dopaje financiero de otros equipos ahora investigado por la justicia, sigue siendo el club de baloncesto gallego que atesora más trofeos en sus vitrinas. Cincuenta años de canastas, una historia con victorias y derrotas en la que se entremezclan júbilos irrefrenables y dolorosas frustraciones.

Pero si algo demuestra la crónica de este medio siglo es una inquebrantable esperanza. Porque el breoganismo no es negociable. Lo gritan miles de gargantas al unísono en el Pazo, «azul y blanco hasta que me muera», y lo resume ahora la canción de David Prado para el aniversario, «aquí seguimos en pie, seguiremos unidos, el equipo de Galicia, el del fiel sentimiento, lo llevamos dentro». Porque en definitiva es eso, sentimiento. De ese que se va gestando desde la infancia, que se transmite de padres a hijos, cada día de partido en casa bajando al Pazo, antes el Municipal, otrora en ACB, ahora en las catacumbas de la LEB. Siempre, como dice el himno, «co celeste no peito».

Esa es la fuerza del Breogán, su afición. Por eso, pese al vergonzoso desprecio infligido por ciertas instituciones y empresas públicas en el quincuagésimo aniversario de su fundación y la lamentable gestión efectuada por algunos políticos durante este tiempo, el rugido del león no se apagará. Con la promesa, como dice Prado, de seguir en lucha hasta la victoria, convencidos de que llegarán más tardes de gloria en los próximos 50 años de vida del C.B. Breogán.

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