La unidad de drones de la Axega, durante la búsqueda de un desaparecido en Carnota
La unidad de drones de la Axega, durante la búsqueda de un desaparecido en Carnota - AXEGA

«Las posibilidades de los drones en emergencias son inmensas»

Especialistas en el uso de aviones nos tripulados de la Axega y la empresa privada debaten en «Maker Faire Compostela»

Santiago Actualizado: Guardar
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El interés creciente por el mercado de los drones como consecuencia del proyecto de Rozas no ha pasado inadvertido en dos eventos celebrados en los últimos días en Galicia: el «Spin 2016» y el «Maker Faire», ferias de emprendimiento e inventores, respectivamente. En la segunda de ellas, se llevó a cabo el fin de semana un debate entre especialistas en el uso de aviones no tripulados, entre ellos José Antonio Argibay, responsable de estas aeronaves en la Axencia Galega de Emerxencias (Axega).

«En junio de 2015 decidimos coger el toro por los cuernos e incorporar el uso de drones. Es una herramienta interesante, aunque no infalible, pero sus posibilidades son inmensas», comentó. En su opinión, «la virtud y la potencialidad de estos artilugios son los equipos que se embarcan en ellos.

Eso es precisamente sobre lo que hay que investigar». Argibay explicó que a lo largo de este primer año de utilización se han empleado en la búsqueda de cinco desaparecidos y, aunque no se obtuvieron resultados en ningún caso, indicó que no se debe a la ineficacia de los drones, sino a la ausencia de pistas y datos fiables en las pesquisas. «La combinación del uso de cámara de vídeo de alta definición y de señal termográfica es interesante», afirmó.

«Ya se han empleado en la búsqueda de desaparecidos y en el fuego de Fandicosta»

También se trasladaron con éxito durante el incendio de Fandicosta el pasado mayo en la localidad pontevedresa de Moaña, sin problemas pese a la cercanía al aeropuerto de Peinador. En ese caso, un día después de iniciarse las llamas, «se utilizaron como apoyo a la extinción para que los bomberos pudieran localizar donde había focos activos y actuar sobre ellos».

Dado que en este tipo de catástrofes, los servicios de emergencia luchan «contra el tiempo», los drones se revelan como herramientas «de gran ayuda». Entre otros posibles empleos, Argibay apuntó al análisis de gases tóxicos en un fuego, «algo que todavía no se ha hecho. Podremos hacer muchas más cosas. Estamos aún en una fase embrionaria». En cualquier caso, son los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado los encargados de determinar en qué supuestos se pide la presencia de la unidad de drones, en la que se necesitan de dos a tres personas por aparato, para su manejo y gestionar las imágenes recibidas en diferentes pantallas.

En el limbo por la legislación

Entre los ponentes estuvo también Tays Ferrer, integrante del proyecto Drone Life de la Escuela Universitaria de Diseño Industrial de la Universidad de La Coruña, ideado para el trasplante de órganos, muestras de biobancos, vacunas o medicamentos, entre otros. Su iniciativa llegó en 2015 a un certamen internacional en Dubai, donde alcanzó un tercer puesto entre 800 propuestas. Sin embargo, según explicó Ferrer, en estos momentos «está parada» por las limitaciones legales y al elevado coste que supone debido al peso de la aeronave —solo la nevera se cifra en 34 kilos— y a la autonomía que necesita.

El abogado Amadino Pereira, integrante de la empresa de Celanova (Orense) RKDrones y experto en legislación sobre aviones no tripulados, señaló que la normativa vigente «es temporal, de urgencia» y encuentra obstáculos, entre otros aspectos, en la protección de datos y el terrorismo yihadista. En su opinión, y en eso coincidió con Ángel del Real, de AerialWorks, «en cuanto se vea que pueden volar sin causar daño, con total seguridad», su desarrolló se acelerará.

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