El pergamino que devolvió la melodía a las cantigas profanas se expone en Vigo

El Museo do Mar inaugura la muestra que va a permanecer abierta hasta el próximo mes de marzo de 2018

Descubierto por un librero oculto en un libro de Cicerón, recoge las canciones de amigo más antiguas de toda Europa

Imagen panorámica del pergamino Vindel ABC

NATALIA SEQUEIRO

Corría el año 1914 cuando el librero Pedro Vindel realizaba un descubrimiento excepcional para la lírica medieval gallego-portuguesa. Al examinar la cubierta del siglo XVIII de una copia manuscrita de la obra De officiis, de Cicerón, le pareció que bajo la tapa había algo más. Vindel, que tras aprender a leer con más de 20 años comenzó a trapichear con libros antiguos en el rastro madrileño, decidió desencuadernarlo. Allí estaba un pergamino del siglo XIII con siete cantigas del trovador Martin Codax . Pero lo verdaderamente importante era que además de las letras, seis de ellas iban acompañadas por su melodía, hasta entonces silenciada. Más de cien años después, el Pergamino Vindel regresa a Galicia para protagonizar una exposición que ayer fue inaugurada en Vigo. Podrá visitarse hasta el próximo mes de marzo.

«Son las siete cantigas de amigo más antiguas que se conservan con una notación musical de cualquier lengua de la literatura europea , según Rip Cohen de la Johns Hopkins University», afirma el editor gallego afincado en Barcelona Manuel Moleiro. El año pasado Moleiro editó un clon del Pergamino y un libro de estudios donde los mayores expertos internacionales analizan el manuscrito. Las letras de las canciones en las que una joven espera a su amante ausente en la Ría de Vigo eran ya conocidas. Como explica el profesor Harvey L. Sharrer en el prefacio de la obra, estaban recogidas en dos cancioneros, el da Biblioteca Vaticana y el de la Biblioteca Nacional. Pero hasta el descubrimiento de Vindel sólo se conocían las músicas de unas 420 piezas religiosas incluidas en el compendio de Santa María, compuesto en la corte de Alfonso X el Sabio, en la misma época que las cantigas profanas.

Habría que esperar hasta 1990 para que el propio Sharrer descubriese nuevas melodías profanas. Analizando encuadernaciones de pergamino en la Torre do Tombo, en Lisboa, el profesor emérito de la Universidad de California encontró un nuevo pergamino que contenía fragmentos de siete cantigas de amor del rey don Denis de Portugal (1279-1325) con notación musical monofónica.

El editor Manuel Moleiro no descarta que haya más pergaminos ocultos en la encuadernación de libros antiguos con muestras de la lírica gallegoportuguesa y apunta a la biblioteca del Vaticano para localizarlas. «En un determinado momento aparecieron allí dentro de un libro alemán obras diversas de Alfonso X el Sabio» , explica el editor, quien resalta la importancia del idioma gallego para la poesía de la época en la que nacieron las lenguas romances europeas. Por la tipografía empleada se cree también que el propio Pergamino Vindel pudo haber ser escrito en la corte de Alfonso X

Tras su descubrimiento en 1914, el librero Vindel intentó vender el pergamino a alguna institución española para que lo custodiase, pero no encontró comprador. Finalmente lo adquirió el diplomático Rafael Mitjana, que lo conservó en su casa de Upsala (Suecia). De ahí pasó a manos del coleccionista Otto Haas hasta la última transacción que tuvo lugar en Londres en 1977, posiblemente por encargo de sus actuales propietarios, la prestigiosa Morgan Library, de Nueva York. En su museo permaneció hasta mediados de septiembre cuando fue trasladado a Vigo entre grandes medidas de seguridad.

Medio centenar de piezas

Hasta marzo de 2018 podrá verse en un expositor blindado y climatizado, que ha sido fabricado siguiendo las estrictas condiciones impuestas por la institución neoyorquina para su préstamo. Para conseguir la cesión fueron necesarios largos meses de negociaciones encabezadas por la Universidade de Vigo .

El compendio de cantigas, en palabras de su comisario, Francisco Singul, será «la pieza de lujo», de la exposición «Pergamiño Vindel. Un tesouro en sete cantigas» . Junto a él los visitantes podrán contemplar otras medio centenar de obras de arte sacro, documentos, y réplicas de instrumentos musicales medievales complementadas con piezas de artistas gallegos contemporáneos, también inspiradas en las «ondas do mar de Vigo» a las que se refería el propio Martín Códax.

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