Entrevista

Pedro Puy: «El recurso del PP por el matrimonio gay está superado por la realidad»

Remata el curso político, el primero tras las elecciones autonómicas que le dieron por tercera vez a Alberto Núñez Feijóo la Presidencia de la Xunta. En el Parlamento, la tensión y la agitación del pasado es ahora una renovada calma.

Pedro Puy, en el Parlamento gallego ARXINA

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

—¿Percibe otro clima parlamentario respecto a la anterior legislatura?

—El clima está condicionado por el resultado, que fue bueno para el PP y no fue bueno para las fuerzas de la oposición. Que ninguna llegue a los 15 diputados, el numero mágico para pedir comparecencias de manera autónoma sin la concurrencia de otro grupo, dificulta su labor. El resultado marca.

—Esta semana se ha aprobado el techo de gasto. El BNG insiste en que el modelo económico del concierto le daría a Galicia 3.500 millones de euros más al año. Eso es mucho dinero.

—Asombra que se pueda hablar de estas cosas sin un mínimo papel que sostenga estas cifras. Hay falta de rigor. Todas las balanzas fiscales que miden los flujos entre territorios dicen lo contrario. Y tiene una lógica económica subyacente: las comunidades donde la renta está por debajo de la media estatal se benefician de un sistema fiscal redistributivo. De esto no hay la menor duda. La recaudación fiscal en Galicia es inferior a lo que el sistema de financiación nos aporta. El Bloque defiende el cupo por ideología. Son nacionalistas soberanistas y entienden que, incluso al coste de perder la solidaridad del resto del Estado, compensaría. Pero no es así.

—En los últimos días se ha conocido el informe de los expertos sobre el nuevo modelo de financiación autonómica. ¿Vamos hacia un modelo de mayor capacidad de gestión por parte de las comunidades?

—El informe hace algo razonable: incrementando la idea de la corresponsabilidad fiscal —que los gobiernos autonómicos asuman también el coste político que supone el establecimiento de tributos—, fija que esa autonomía se ejerza sin que distorsione la capacidad redistributiva del sistema. Cuando se habla de que se puedan establecer márgenes en el impuesto de sucesiones, lo que se busca es evitar que algunas autonomías puedan atraer residentes como consecuencia de una fiscalidad que varía mucho y que se apoya en una riqueza relativa superior, lo que compromete a las comunidades con menor renta. Es un enfoque correcto. Se habla también de elevar la corresponsabilidad en el IVA, uno de los que mejor funciona . Es un modelo de federalismo cooperativo, a la alemana, frente al federalismo competitivo americano.

—En todo este debate de la financiación, ¿Galicia puede realmente aspirar a mejorar su posición o lo sensato es mantener el actual statu quo?

—Las necesidades de gasto de las comunidades evolucionan con el tiempo, en función de la población. Eso marca la evolución del sistema. Lo importante para Galicia es mantener los elementos que le dan equidad al sistema. El informe de los expertos mantiene principios como que el coste de los servicios no se calcula por habitante, sino por habitante-ajustado, las necesidades reales de la población en función de su edad o lugar de residencia.

—Pero no me ha respondido...

—Galicia aspira a que los recursos que tenga sean suficientes para atender a la población en los servicios públicos fundamentales que España garantiza en todo el territorio. Galicia no aspira a tener un criterio que la discrimine a favor sino a tener un sistema que en su conjunto funcione de forma razonable. A esto apunta el informe de los expertos y no apuntan peticiones como un cupo para Cataluña, que implicaría 800 millones menos al año para Galicia.

—Los expertos piden calcular mejor los cupos vasco y navarro. ¿Por qué no se critica esta excepcionalidad injusta en el sistema?

—Es verdad que alguna componente de solidaridad hay en el sistema foral, pero también es verdad que suponen una asimetría en el conjunto del sistema. Hay un condicionamiento jurídico: la Constitución ampara la financiación foral, y todos aquellos que entendemos que esta fue un compromiso y un pacto para la convivencia, debemos respetar la existencia de un hecho distinto como es la foralidad. Dicho esto, se puede pensar en qué medida las regiones forales contribuyen a la solidaridad comparadas con aquellas que están en el régimen común. Y esto es opinable. Los expertos piden que se incrementen las aportaciones forales al todo .

—El Parlamento abordó en este periodo la «maternidad subrogada». Fueron el único grupo que pedía abrir el debate. ¿No es un giro muy progresista para un partido que tiene recurrido el matrimonio gay?

—En estas situaciones no se sabe bien qué significa la palabra progresista, porque estamos viendo que se rompe el viejo esquema de progresistas y conservadores. El problema de fondo es nuevo. Yo a título personal creo que en cuestiones que afectan a la ética se debe ser más bien prudente y no ser el primero en dar pasos, porque no sabemos sus consecuencias. Pero nos enfrentamos a la realidad de que hay personas entre nosotros que vienen con hijos que se han procreado por el mecanismo de la maternidad subrogada, y vienen de países donde es legal. ¿Qué hacemos con estos niños? Esto es lo que planteó el PP. No podemos negarnos al debate porque este problema afecta a personas con derechos, que además son menores . El debate es complejo. Esto no quiere decir que el PP, que no está oficialmente posicionado, dentro de su seno tenga distintas opiniones. No podemos cerrar la puerta a cuestiones que están ocurriendo y que, tras aprobar Portugal una normativa al respecto, van a ocurrir más.

—¿Le han consultado a su electorado sobre esta cuestión de la maternidad subrogada?

—Esta es una de esas cuestiones en las que todos los representantes públicos del PP hemos tenido alguna opinión ciudadana, tanto de colectivos como de personas a favor y en contra.

—Si dependiera de usted, ¿retiraría el recurso contra el matrimonio homosexual que el PP presentó en el Tribunal Constitucional?

—Yo creo que en estos momentos la sociedad ha aceptado esto con una relativa tranquilidad. Ese recurso ha sido superado por una realidad social que ha desbordado cualquier disquisición terminológica, que es lo que existía en el PP cuando se presentó ese recurso.

—Hay días en que se pasan ustedes de socialdemócratas...

—No lo creo, pero el tema sería que me explicara por qué.

—Socialdemócrata en lo social, a veces liberales en lo económico...

—El Partido Popular es un partido liberal-conservador, y siempre lo ha sido. Aunque fuéramos exclusivamente un partido liberal, el liberalismo nunca fue una doctrina que propugnara la ley de la selva. Muchas veces es la izquierda, y no la socialdemócrata precisamente, una izquierda más extrema, quien nos etiqueta. Lo que no somos es lo que dice una cierta izquierda, eso del partido anarquista de mercado.

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