«Para ser caricaturista hay que tener un don»

El Museo Provincial de Lugo acoge la primera exposición retrospectiva del artista ferrolano Siro. La muestra reúne más de 80 obras entre dibujos, pinturas o ilustraciones

El caricaturista, pintor, escritor y periodista Siro en su taller en La Coruña IAGO LÓPEZ

ZORAIDA RIAL

A sus 74 años, pocas son las disciplinas artísticas que se le resisten a Siro López (Ferrol, 1943). Comenzó su trayectoria como pintor y dibujante autodidacta, pero pronto fue ampliando sus horizontes hacia el humor gráfico, el periodismo o la caricatura política, género que lo acercó al gran público gracias a las viñetas diarias que publicó durante más de 20 años en el periódico «La Voz de Galicia». A modo de repaso de esta amplia trayectoria, el Museo Provincial de Lugo acaba de inaugurar una exposición retrospectiva con más de 80 obras del polifacético artista ferrolano en las que, sobre todo, destaca su faceta más desconocida como retratista, pintor de paisajes o dibujos eróticos.

«Haga lo que haga siempre se me va a identificar con la figura de caricaturista político que desempeñé durante los últimos 21 años hasta mi jubilación. Sin embargo, al margen de mi trabajo en la redacción, yo pintaba, dibujaba y hacía muchas otras cosas que no tenían nada que ver con esa faceta. Por eso, cuando me ofrecieron la oportunidad de hacer una exposición retrospectiva llevé una única caricatura de mi padre intelectual, Ramón Piñeiro. Para muchos será una sorpresa llegar y ver que hay de todo menos caricatura» , explica el propio Siro en conversación con ABC.

Entre las facetas del artista ferrolano que permanecieron eclipsadas por su éxito como dibujante destaca su trabajo como escritor y ensayista. En este sentido, la muestra sobre su figura que permanecerá abierta hasta el 5 de noviembre en la capital lucense reúne algunos de sus trabajos literarios más relevantes, como la obra «Cervantes e O Quixote» —que analiza el humor empleado por Miguel de Cervantes en una de las novelas más relevantes de la literatura universal— o el volumen «Castelao en el arte europeo», que repasa la trayectoria del artista gallego, considerado uno de los padres del humor gráfico moderno. «Castelao es nuestro primer humorista gráfico y uno de los mejores del mundo . Es un valor español, europeo y universal. En esta obra explico cómo llegó un muchacho de Rianxo a la vanguardia del dibujo y la caricatura a nivel europeo», relata.

Precisamente, el hecho de que ambos recurriesen a un estilo similar, el dibujo de línea, y su amplia trayectoria vinculada a la caricatura de humor en gallego, ha hecho que, en ocasiones, Siro haya recibido el calificativo de «sucesor» de Castelao, una etiqueta con la que confiesa no sentirse identificado. «Soy deudor de él en cuanto a que fue el que me abrió los ojos sobre la necesidad de hacer humor en gallego. Pero solo eso. Desde el punto de vista artístico estoy más influenciado por otros artistas que por Castelao. No me considero su sucesor », aclara.

Nuevos estilos

Pese a llevar más de diez años jubilado, el ferrolano reconoce que su curiosidad es «insaciable» y su evolución como artista continúa avanzando en la búsqueda de nuevas técnicas como el dibujo con Ipad. «No renuncio a ninguna técnica, y cuando hablamos de técnicas hay que considerar también las nuevas tecnologías. En el caso del dibujo con Ipad ofrece muchas posibilidades. Cuando yo hacía caricatura política en el periódico si hacía un borrón tenía que empezar de nuevo. Hoy en día con programas informáticos como Photoshop es tan fácil como pulsar ‘deshacer’», confiesa.

Esa «insaciable» curiosidad y su frenética actividad artística hacen que entre los planes de futuro de Siro se amontonen numerosos proyectos que verán la luz en los próximos meses. El más inmediato, un libro-entrevista de más de 100 páginas que pretende ser, en forma de diálogo, un tratado sobre el arte de la caricatura y su evolución a lo largo del tiempo. «Para ser caricaturista hay que tener un don. El caricaturista ve a una persona y en vez de hacerle un retrato convencional, realiza un retrato deformado en donde las deformaciones faciales sirven para que el parecido con el modelo sea mayor que el que se conseguiría con un dibujo convencional. Hay magníficos dibujantes y retratistas que pueden ser capaces de hacer retratos maravillosos y nunca serán capaces de hacer una caricatura», afirma.

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