Alberto Varela - Crónicas atlánticas

Optimismo lácteo

Después de años de resignación, ha llegado el día en el que se han unido para ser fuertes

Alberto Varela
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El sector lácteo parece que por fin tiene futuro, y pocas noticias del ámbito económico nos pueden alegrar más. Es cierto que debemos ser prudentes y no poner el carro antes que los bueyes, pero la unión de Feiraco, Melisanto e Irmandiños, junto con la instalación de Goodleit en Curtis invitan a ser optimistas en un ámbito —el campo gallego— que pocas veces lo ha sido.

Las circunstancias nos han hecho acostumbrarnos a que la cosa siempre vaya un poquito a peor, los productores se conformen con sobrevivir y miremos con lástima a quienes deciden hacer del sector primario su modo de vida. No sabemos bien qué falla, porque tenemos condiciones privilegiadas para que ésta sea una tierra líder en producción de lácteos y sin embargo los ganaderos han caminado durante mucho tiempo hacia la ruina.

Pues nunca es tarde si la dicha es buena y después de años y años de resignación por fin ha llegado ese día en el que los cooperativistas se han unido para ser fuertes, comprar suministros a precios más baratos y por tanto mejorar su competitividad sin necesidad de cobrar menos por el litro de leche. Ojalá se sumen otras cooperativas y ojalá empecemos a ver pronto también la nueva planta de derivados lácteos de Curtis, en la que van a procesar proteína. Llega, además, en un momento en el que ya habíamos perdido la esperanza de un proyecto industrial de ese tipo, que le dé un valor añadido al producto.

Un economista de fuera de Galicia no entendería seguramente la importancia que le damos aquí al medio rural porque en términos numéricos hay otros mucho más importantes. La diferencia y el valor añadido del campo gallego está en que cualquier otro sector podría desaparecer y esto seguiría siendo Galicia, si nos faltase el medio rural, sin embargo, habríamos perdido nuestra esencia.

Por eso las buenas perspectivas del lácteo, del vitivinícola o de la castaña son excelentes noticias para todos. Si la cosa va como debiera las próximas décadas debería haber un nuevo éxodo poblacional, pero esta vez de las ciudades a las aldeas.

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