José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

Noriega y las tasas

¿Creemos que un alojado en el Hostal de los Reyes Católicos tendrá problema por pagar dos euros más por noche?

José Luis Jiménez
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Anda Compostela y media Galicia alporizada porque Martiño Noriega ha propuesto la implantación de una tasa turística con que gravar esa actividad en la capital, el principal polo de atracción de viajeros de la Comunidad. Desde la negativa a pisar la Catedral en acto oficial no se había visto una respuesta tan ofendida de amplios sectores políticos, sociales y económicos. El reproche se basa en que a la gallina de los huevos de oro de la economía de la ciudad —y por extensión, de Galicia— hay que dejarla campar a sus anchas, sin importar si ensucia, estropea, colapsa o degrada una ciudad ya de por sí zarandeada por un colectivo estudiantil que no tributa pero se hace notar. Los vecinos damos fe.

Con todos los respetos, la propuesta de Martiño Noriega es sensata. Si estamos a favor de posturas liberales como que quien usa un determinado servicio debe pagar por él, no podemos oponernos a una tasa minúscula que en modo alguno va a restar competitividad al sector turístico gallego. Tampoco al compostelano. Basta ya de que paguemos quienes no rompemos pero padecemos.

Vayamos al detalle. Si se trata de una tasa, debe ser finalista, y por tanto el alcalde tendrá que explicarnos a qué la va a dedicar, y así disponer de todos los datos para formarnos una opinión. En segundo lugar, que precise las cantidades a cobrar y los actos a gravar, que probablemente estarán en sintonía con las de otras ciudades: en función de las estrellas de los establecimientos. ¿Creemos que un alojado en el Hostal de los Reyes Católicos tendrá problema por pagar dos euros más por noche? No la tienen los turistas que viajan a Venecia, Roma, Milán, Florencia, Bruselas, Londres, Barcelona, Nueva York, Génova, Viena, Berlín, París, Dresden, Zurich, Basilea... ¿Es necesario seguir? Lejos de ser descabellado, es norma en toda Europa, esa que nos viene a visitar. ¿Si ellos lo hacen, por qué nosotros no?

Es más, el primer alcalde del PP de Santiago, Gerardo Conde Roa, ya barajaba privadamente implantar esta tasa, pero la previsible impopularidad de su anuncio le hizo replanteárselo. Eso fue antes de que su fraude a Hacienda fuera todavía más impopular y tuviera que irse a su casa.

Cuestión distinta es que haya que oponerse porque Noriega sea el demonio y todo cuanto diga merezca censura. Posturas simplistas como esa solo alimentan el victimismo de un alcalde en cuya gestión hay suficiente munición para el reproche serio sin necesidad de tener que caer en la crítica pacata, incluso provinciana. Nada que no se cure saliendo del pueblo.

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