Juan Carlos Quer en una de sus comparecencias ante los medios de comunicación
Juan Carlos Quer en una de sus comparecencias ante los medios de comunicación - EF

La noche en que Diana desapareció no saltaron radares en la vía a Taragoña

Entre la 1 y las 7 de la mañana no se detectó ninguna infracción vial

Santiago Actualizado: Guardar
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Durante la madrugada que Diana Quer desapareció ninguno de los radares que hay entre A Pobra do Caramiñal y la zona de Taragoña —donde el móvil sitúa a la joven por última vez— saltó debido a un exceso de velocidad. Así se lo confirmaron fuentes cercanas al caso a ABC a propósito de una nueva hipótesis de trabajo que apuntaría a que Diana no regresó a casa a cambiarse y se trasladó desde su pueblo de veraneo hasta otro municipios situado a unos 20 kilómetros en solo 13 minutos. Según estas fuentes, entre la 1 y las 7 de la mañana no se registraron sanciones por velocidad en esta vía, aunque sí por alcoholemia. Esta nueva teoría de trabajo explicaría que la chica de 18 años no llevase encima ni dinero ni su documentación y pone el foco en el análisis de las cámaras de seguridad de la carretera que los agentes de la Policía Judicial llevan más de un mes analizando de forma metódica.

El vehículo, clave

También se sigue trabajando en la criba de las más de 15.000 matrículas que recorrieron A Pobra esa noche, en busca del vehículo en el que se montó la joven madrileña. En este sentido, fuentes próximas al caso aclaran que todo son líneas de trabajo y que cinco semanas después de la enigmática desaparición sigue sin contarse con certezas que dirijan la investigación hacia el paradero de la joven. De ahí que maticen que el rastro que dejó el teléfono de la desaparecida sea un indicador, pero teniendo en cuenta que el radio que abarca cada repetidor puede ser de hasta tres kilómetros y que «una cosa es dónde se sitúe el móvil y otra dónde esté su dueño». Una posibilidad que, insisten, no hay que perder de vista.

¿Con quién se fue?

A estas alturas del caso, y con la hipótesis reforzada de que la joven no se fue por su propia voluntad, los investigadores encargados del caso se centran en localizar a la persona con la que Diana abandonó A Pobra do Caramiñal, una de las pocas certidumbres que hay sobre la mesa. Ninguno de los interrogatorios a los que los agentes sometieron a los círculos cercanos a Diana, tanto de amigos como familiares, arrojaron luz en este sentido. De ahí las dificultades para trazar un perfil e identificar a un sospechoso. En un callejón sin salida desde hace semanas, muchos de estos testimonios fueron repasados para confirmar que no había hilos de los que tirar y dar por zanjadas algunas de las teorías. Tampoco sirvió de mucha ayuda e l vaciado de la «nube» del móvil en la que la joven almacenaba vídeos y fotografías que no aportaron nada al caso. Los mensajes que Diana envió a sus amigos aquella noche, incluidos algunos de voz, se enmarcan dentro de la normalidad y solo el último de ellos, alertando de que alguien la estaba intimidando, llamó la atención de los agentes.

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