Carlos Gómez Davila, director de Adegas Valmiñor, en la sede de las bodegas en O Rosal
Carlos Gómez Davila, director de Adegas Valmiñor, en la sede de las bodegas en O Rosal - ABC

El mejor blanco del mundo se encuentra en O Rosal

El albariño Valmiñor 2015 sigue cosechando premios; el último, su reconocimiento en los «Gold Star Awards» celebrados en Irlanda

O Rosal (Pontevedra) Actualizado: Guardar
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Basta con oírle hablar para reconocer la pasión con la que el director de Adegas Valmiñor se toma su trabajo. Porque en las Rías Baixas, más allá de embotellar vino, «embotellamos cultura», señala. Y en el caso del vidrio etiquetado con la añada de 2015 de Valmiñor, el mejor vino del mundo. El reconocimiento de los «Gold Star Awards 2016» celebrados en Irlanda supone «el espaldarazo definitivo a nuestra filosofía de trabajo y nos empuja a seguir abundando en la calidad, en aportar valor añadido a nuestros vinos», declara Carlos Gómez Davila a ABC.

«Cuando logramos expresividad en un vino surgen cosas como esta», afirma en referencia al galardón, para indicar que el verdadero valor de este reconocimiento es que «un grupo de personas a las que se les tapa la etiqueta en una cata a ciegas escojan el tuyo entre un montón de vinos de todo el mundo y lo califiquen como el mejor blanco de Europa por debajo de los 20 euros y, de entre todos, el mejor del mundo».

«Es como cuando te encuentras uno de tus vinos en la carta de los mejores restaurantes del mundo, entonces te acuerdas de todo tu equipo y te reafirmas en la idea de que las cosas se están haciendo bien».

«El vino es magia e ilusión, una forma de vida. Nosotros no embotellamos vino, embotellamos cultura»
Carlos Gómez Davila Diretor general de Adegas Valmiñor

Respecto a qué diferencia a esta premiada añada de las anteriores —es además medalla de oro de la «Catavinum World Wine & Spirits Competition», plata en la LXIV Fiesta del Vino Albariño de Cambados y recibió una puntuación de 92 en la publicación «Decanter World Wine Award»— asegura que la cosecha, tras varios años malos y duros en las Rías Baixas, fue «espectacular». En este sentido recuerda que en el sector del vino se está especialmente expuesto a la climatología.

Potenciar la comarca

En cuanto a qué persiguen las bodegas Valmiñor con sus vinos, es que sean «elegantes, con mucho cuerpo y una potencia aromática que dure», apunta Gómez Davila durante su conversación con este diario. «Queremos que cuando alguien esté bebiendo Valmiñor se acuerde del Rosal, del río Miño, porque este valle es un pequeño invernadero dentro de Galicia, en el que huele a mar y a flores». De ahí su carácter afrutado, perfectamente integrado con un elegante fondo floral, fresco y sabroso en boca.

Sobre la mesa, presidiendo la charla, otro de sus «hijos»: el Castañal 100, una variedad tinta gallega del siglo XVIII que se creía extinguida y que Adegas Valmiñor ha recuperado. «Es algo diferente y estamos seguros de que nos va a dar más de una satisfacción», anticipa Gómez Davila, quien reconoce que el vino blanco está de moda, pero que «en Galicia solo nos falta creérnoslo». «No solo que tenemos los mejores vinos, también el mejor marisco y pescado... Somos por naturaleza malos comerciantes. La diferencia con los franceses e italianos es que ellos se lo creen y de ahí los precios astronómicos que no necesariamente implican que sean los mejores», opina.

Se reconoce un amante de la uva albariña, treixadura, loureiro —con el único monovarietal comercializado— o la castañal, pero también de su tierra, de ahí que todos los vinos de esta bodega familiar estén coronados con un símbolo celta que refleja el sol, la lluvia, la tierra y el viento.

La vanguardia vinícola de Adegas Valmiñor se sustenta en la selección de tierras y viñedos, un exquisito cuidado de las uvas y la aplicación de tecnologías avanzadas. Entre los proyectos pendientes en los que trabajan desde hace años se encuentra el de pulir un vino que tienen libre de sulfurosos y encontrar un espumoso «único y diferente».

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