El candidato del PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, en la sede de O Pino
El candidato del PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, en la sede de O Pino - PSDEG-PSOE

Leiceaga evita ligar el resultado del PSdeG con el futuro de Sánchez

El candidato socialista dice que Feijóo estaría despedido si fuese gestor de una empresa

Santiago Actualizado: Guardar
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Leiceaga no está dispuesto a aceptar más mochilas que las estrictamente vinculadas con los militantes de su partido y los gallegos que el día 25-S pasarán por las urnas. Ni investidura en Madrid, ni el futuro de Pedro Sánchez, ni nada que lo distraiga de conservar prietas las filas y de poner la marca socialista a salvo de un ‘sorpasso’ de En Marea.

El candidato socialista aseguró tras la reunión con la Academia Galega do Audiovisual que no tiene otra responsabilidad que «con los ciudadanos de Galicia y con quienes me apoyaron en las primarias». Por tanto, no ve ningún motivo para asumir una doble tarea, ante quienes ligan el resultado del PSOE en Galicia y Euskadi con el futuro del secretario general en el partido y el tablero de ajedrez de los pactos en Madrid.

«Hasta el 25 de septiembre, no voy a hablar nada que no sea Galicia, Galicia, Galicia», afirmó en un discurso que guardó similitudes con el de Feijóo, por identificación del partido con el futuro de la Comunidad. Su tarea va a ser la de «intentar conseguir el mejor resultado posible e intentar formar un gobierno alternativo» basado en propuestas «serias y cuantificables».

Entre las promesas, está la de crear una nueva Lei do Audiovisual y convocar 3.500 plazas públicas para sanidad y educación. Ese es por el momento, el horizonte que se plantea el candidato a la Xunta. Un umbral desconectado de los últimos problemas internos para confeccionar las listas.

Un punto de inflexión pudo haber sido la fiesta que el PSdeG celebró en Oroso el pasado sábado, con la presencia de Pedro Sánchez. Sin Caballero, ni Carmela Silva, Sestayo o López Orozco; Leiceaga la calificó de un «punto de encuentro».

Despido a Feijóo

A pesar de todo, no dejó escapar la oportunidad de atacar a Feijóo por «incumplir» los catorce compromisos planteados en 2009, cuando llegó por primera vez a la Xunta. En su opinión, el popular incumplió doce y solo dio salida a dos, el de la austeridad y el de la bajada de impuestos «en época electoral». A partir de ahí, destacó que si el presidente fuera «un gestor de una empresa privada, tendría que estar fuera. Y el despido sería procedente».

Queda claro que uno de los marcos o ‘frames’ de campaña va a ser la contraposición entre la estabilidad y la coalición multipartita. En ese sentido, el socialista prometió un gobierno «estable» y conminó a Feijóo a explicar quién es su «tapado» dentro del partido, por si hay que acelerar una hipotética sucesión: «Dice que se quedó porque no encontraba a nadie en frente, pero tampoco le debió valer nadie de dentro, ni Tellado, ni Rueda, ni Prado, ni Baltar, ni Balseiro...».

Al contrario que lo ocurrido en las elecciones generales, se despejan las opciones de pacto entre partidos antes de emitir el voto. El PSdeG y En Marea aseguran poder llegar a un entendimiento de «progreso» y Rivera dejó claro en su último mitin de La Coruña que, si de los votos de Ciudadanos depende, Galicia tendrá un gobierno del PP. «Algunos tienen complejo de muleta», replicó Leiceaga sobre la formación con la que Sánchez llegó a pactar en el Congreso.

Con o sin muletas, en la mochila del PSdeGva el compromiso con los militantes y los gallegos, y algún parche para las heridas internas. Pero para ‘Xocas’, hasta el 25-S los balones de oxígeno para Ferraz no entran dentro de ese equipaje.

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