José Luis Méndez Romeu

Inditex, Citroën y la música

Galicia es hoy, probablemente, la mayor potencia musical de España. Sería conveniente promover la difusión de la obra de los compositores gallegos

José Luis Méndez Romeu
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La Galicia actual se identifica exteriormente por Inditex y Citroën. Son los motores económicos visibles, de aliento internacional y plenamente reconocibles. Pocas marcas o sectores del país resisten ese escrutinio externo. Con una notable excepción, que no pasa del conocimiento de minorías: la música culta. Galicia es hoy, probablemente, la mayor potencia musical de España. Sorprendentemente, nadie se ocupa de explotar y desarrollar ese activo evidente de nuestra sociedad.

Se ha alcanzado ese grado de excelencia en una de las artes más exigentes y competitivas como consecuencia de apuestas estratégicas realizadas hace un cuarto de siglo: la creación de Orquestas Sinfónicas de primer nivel y de sendas redes de Auditorios y de Conservatorios. Hoy músicos gallegos están presentes en las salas de concierto más relevantes internacionalmente además de ocupar atriles en su país.

Los compositores estrenan regularmente. Se ha creado un público cultivado, proliferan los conciertos, la música de cámara y sobre todo se han incrementado exponencialmente los estudiantes de música en todas las modalidades, en pueblos y ciudades.

Ha sido un salto histórico en el que lo más difícil y costoso está hecho. Solo falta transformarlo en un rasgo visible del país, proyectarlo como parte esencial de un territorio moderno, competitivo, en línea con las tendencias culturales y de ocio de nuestro tiempo.

Para hacerlo hay que superar algunos problemas estructurales y equilibrar la oferta local, consolidando temporadas de abono en todas las ciudades con el doble objetivo de afianzar una oferta cultural estable y al tiempo crear las condiciones para proyectos musicales complementarios: conciertos didácticos, orquestas de jóvenes, etc. Además sería conveniente promover la difusión de la obra de los compositores gallegos, ofrecer oportunidades a las nuevas orquestas y grupos de cámara, integrar a los Conservatorios en esos proyectos, dinamizar la música coral…

Y como ventana al exterior, recuperar tanto la lírica como un festival de verano, sobre bases modernas: descentralizado, innovador, escaparate de la capacidad musical de Galicia, integrando otras músicas (jazz, folk, moderna, bandas) y artes (teatro, danza, plástica, imagen), bajo criterios de excelencia.

No es difícil, pero alguien tiene que hacerlo. Solo la Xunta de Galicia puede. No es un problema de grandes recursos económicos ni de creación de infraestructuras físicas o administrativas, ya existentes. Se necesita voluntad de coordinación, de impulso. El retorno para los propios ciudadanos y para la imagen del país sería inconmensurable. Y situaría al país en el escenario internacional de la cultura, valor añadido para otros sectores que deben competir fuera.

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