Ganadores y perdedores

En esta legislatura que estamos empezando tenemos en el Parlamento gallego dos grupos sólidos —el del Partido Popular y el del BNG—, y otros dos volubles, de futuro más que incierto. En el caso del PSdeG no hay cosa peor que tener el enemigo en casa y eso lo sabe bien Leiceaga, al que sus detractores no dejan de moverle la silla. Lo que le está viniendo desde Vigo día sí día también se acerca ya al odio personal, ¿cómo va a poder así hacer una oposición creíble al gobierno de Feijóo? Cierto es que cometió errores en la campaña, pero también es lógico que le reproche a los que piden su cabeza haber estado de brazos cruzados, rezando incluso para que se diese el batacazo que finalmente se dio.

¿Quién tiene razón? En peleas matrimoniales es mejor no meterse, ya se arreglarán ellos si quieren.

Con ese panorama la nueva izquierda lo debería tener en bandeja para ganar protagonismo como líderes de la oposición, pero no está siendo así porque Luís Villares lejos de crecer, mengua cada día. A más de uno de los suyos ya le tarda que se vuelva al juzgado y deje la política por cansancio, y milagro será si consigue aguantar los cuatro años sin que se forme un nutrido grupo mixto. Si las mesas de la cafetería del Parlamento gallego hablasen...

Así las cosas miren ustedes por donde que ha nacido una nueva estrella, la bloqueira Ana Pontón, que con una imagen y unas formas suavizadas está consiguiendo recuperar parte del voto perdido e incluso algún halago desde la derecha. No por su ideología, pero sí por sus formas.

El Partido Popular lo tiene sencillo esta legislatura, con una mayoría absoluta holgada y una oposición que realmente da pena. Decían que se iban a coaligar si Feijóo se quedaba en los 37 escaños y a final resulta que no están unidos ni siquiera cada uno dentro de su propio partido. Qué sesiones de control al presidente nos esperan... Habrá que estar pendientes de quién aplaude a quién para saber por dónde van los tiros.