El fuego arrasa más de 5.700 hectáreas en Galicia y desaloja de sus viviendas a miles de vecinos

Más de 5.700 hectáreas arrasadas en menos de cuatro días y miles de vecinos obligados a pasar la noche fuera de sus casas debido a la proximidad de las llamas resumen cuatro jornadas dramáticas para el monte gallego. A primera hora de este viernes el parte de los servicios de extinción ha limitado a tres los municipios en los que la alerta de nivel 2 sigue activada por la cercanía de las casas con los núcleos de población. Se trata de los fuegos forestales de Porto do Son (parroquias de Baroña, Xuño y Caamaño), de Arbo y de Crecente. En el primero de estos focos aún sin control arden unas 1.000 hectáreas de terreno. En Arbo, el mayor incendio en lo que va de verano, se han quemado 1.515 hectáreas y en Crecente rondan las 200.

Con las fuertes rachas de viento como principal enemigo y pendientes de la actividad de unos incendiarios «que saben muy bien donde prenden», los servicios de extinción se afanan en poner coto al avance de las llamas. Por el camino se quedó un coche patrulla de la Guardia Civil que fue devorado por el fuego, pero del que sus dos ocupantes pudieron escapar a tiempo. El riesgo generado por esta ola de fuegos —que se está cebando especialmente con la provincia de Pontevedra— también obligó este jueves a activar al protocolo por baja visibilidad en el aeropuerto de Peinador. El causante es el humo de los incendios forestales que cercan Vigo desde comienzos de la semana y que limitó por debajo de los 1.500 metros en horizontal la visibilidad con la que los pilotos deben contar al tomar tierra en las pistas del aeropuerto olívico.

Fuegos sin control

En el capítulo de fuegos sin control, se mantiene activo un fuego en Laza que se originó en la madrugada de este viernes y ya ha calcinado 50 hectáreas de monte y otro en Cercedo con la misma estimacion de superficie afectada. Ya estabilizados según el último parte está el incendio que arrasó 800 hectáreas en la parroquia compostelana de Fecha; el de Avión, con 345 hectáreas quemadas y los dos focos de Soutomaior —uno con 400 hectáreas calcinadas y otro con 230—. Estos fuegos se originaron a principios de semana como consecuencia de una actividad incendiaria que desde el departamento do Medio Rural no dudaron en calificar de «anormal» y «delictiva».

En la misma línea se mostró el alcalde de Cotobade, uno de los concellos más damnificados por esta semana negra para el monte gallego. Con el mayor de los fuegos registrados en este municipio ya bajo control tras calcinar 365 hectáreas de superficie, el regidor no dudó en calificar la actividad de los incendiarios como «terrorista». «Los incendios se provocan, no vienen del aire», insistió tajante después de cuatro jornadas de tensión en las que varias viviendas del municipio llegaron a ver las llamas muy cerca. Controlados desde primera hora de este viernes están los incendios que asolaron Cee (180 hectáreas), Cotobade (40 en Viascón y 365 en Tenorio), Pontevedra-Lérez (17), Mondariz (200) y Caldas de Reis (300).

El tiempo, un enemigo más

Con siete mil efectivos desplegados en los montes de la Comunidad, lo que más preocupa ahora es la ola de calor que se avecina de cara al fin de semana y que podría elevar el riesgo en una Comunidad que está sufriendo uno de los veranos más secos de la serie histórica. Aunque por el momento no se han producido detenciones, la Policía Autonómica sí ha localizado varios artefactos incendiarios de fabricación casera que están siendo investigados. Uno de ellos estaba compuesto por una mecha unida a una corona de cerillas listas para prender. «Este mecanismo permite a los incendiarios escapar a tiempo de las llamas», indican los brigadistas. Desde el Gobierno gallego solicitan la colaboración de los vecinos para descubrir a los incendiarios a través del teléfono 085.