Fernández Xesta, retrato de una amistad

Los que mejor lo conocieron repasan en un libro coral la talla profesional y humana de un hombre diplomático, talentoso y leal

El viñetista Siro, el presidente de Hércules de Edicións, Francisco Rodríguez, y el director de ABC, Bieito Rubido MUÑIZ

MARIO NESPEREIRA

Como si todos tuvieran presente el lema de Jean Paul – «el recuerdo es el único paraíso del que no podemos ser expulsados» — la figura del periodista Armando Fernández Xesta volvió a hablar con voz propia ayer en La Coruña. Regresó su talla periodística y su calidad humana por boca de sus grandes amigos . Autores, también, del último libro que honra su huella. Los tomos de «Segundo Nadal sen Armando Fernández Xesta» (Hércules de Edicións) presidieron la escena el tiempo que las anécdotas y la añoranza acabaron por absorber el acto. Confesiones como la del director de ABC, Bieito Rubido: «Armando acabó siendo mi mejor amigo. El rasgo que lo evidenciaba era que nos contábamos las miserias» , relató, haciendo memoria los años de relación del periodista nacido en Vigo, pero adoptado por La Coruña.

Porque la magnitud profesional de Fernández Xesta sobreviene ahora como uno de los grandes renovadores de la prensa en Galicia. Para Rubido, fue sencillamente «el mejor», un «esteta del periodismo» que introdujo el «orden» en periódicos como La Voz de Galicia, donde fue director adjunto, o El Correo de Bilbao, en el que exploró la tradición de los tabloides ingleses. Bajo la «diplomacia» y su lealtad también se forjó cantera. «Hizo una escuela de periodistas que aprendimos a concebir el periodismo con espíritu crítico y tono conciliador» , agregó el director de ABC, que no desaprovechó la ocasión para denunciar la ingratitud del gremio para con uno de sus grandes prebostes: «La profesión periodística gallega ha sido muy ingrata con Armando . Se habría merecido varios homenajes».

Por eso el acto de ayer. Y por eso la publicación de un libro coral que pretende hacer justicia con una personalidad «ricaz», y elogiar su «elegancia» y su «diplomacia», como definió el viñetista Siro, ante la presencia de familiares y personalidades que, de un modo u otro, mantienen viva la memoria de Xesta. «Hay tantos Armandos como colaboradores, y todos ciertos» , pormenorizó Siro, coordinador de una obra apadrinada por otro de sus grandes amigos: el editor Francisco Rodríguez, que pronto descubrió su «increíble» capacidad para narrar y contar historias. Para escribir e informar.

Todos glosan los méritos del Armando periodista, el Armando familiar, y hasta el Armando distinguido por su afición al coleccionismo militar. Fue miembro de la Academia Hispánica de Filatelia y su entrega al estudio de las fuerzas armadas le valió la Gran Cruz con Distintivo Blanco al Mérito Militar. En 2016, tras guerrear con la enfermedad, falleció. «Mucho antes de lo que debía», recordó Rubido, dejando una nota para el agradecimiento: «Hemos sido afortunados de haber sido sus conocidos, compañeros, discípulos y contemporáneos». Ahora, el paraíso del recuerdo.

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