El expresidente de la patronal gallega, Antonio Dieter Moure
El expresidente de la patronal gallega, Antonio Dieter Moure - EFE

Los empresarios gallegos elegirán el próximo 27 de enero a su presidente

Se trata de la tercera vez en cuatro años que la patronal convoca las urnas

Santiago Actualizado: Guardar
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Los empresarios gallegos ya tienen fecha para su cita con las urnas, la tercera en los últimos cuatro años en los que ni José Manuel Fernández Alvariño ni Antonio Dieter Moure fueron capaces de frenar la deriva de la patronal, sumida en una fuerte crisis interna, de división y económica. Será el 27 de enero cuando se celebre la asamblea general en la que se elegirá al nuevo presidente, según informó ayer la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG). Una convocatoria cuya responsabilidad recayó en el titular de la coruñesa, Antonio Fontenla, por su condición de presidente provincial de mayor edad y que además lo fue de la patronal gallega durante 12 años —cesó en 2013—.

Tras hablarse de una posible presidencia rotatoria entre los cuatro vicepresidentes —en Lugo esta función la cubre el secretario general, que lo es ahora de la CEG de forma interina—, en la última junta se acordó la convocatoria de elecciones y el objetivo compartido de trabajar por un candidato de consenso.

Un cargo en el que no va a repetir Fontenla, tal y como ha confirmado, y para el que pudiera dar un paso al frente José Manuel Pérez Canal, el responsable de la provincial de Orense que el pasado mes de enero medía fuerzas con Dieter Moure.

Medidas de ajuste

Precisamente, con el objetivo de abordar este nuevo proceso electoral la junta directiva, con Fontenla como presidente interino, se reunirá el próximo 12 de diciembre, una cita en la que además se tratarán otros asuntos de la Confederación. El más importante es el de la crisis económica que atraviesa la entidad y que la gestora trata de aliviar con nuevas medidas de ajuste. El plan de viabilidad diseñado por el dimisionario Dieter Moure —apenas estuvo nueve meses en e l cargo y el pasado octubre anunciaba su salida—, con el que pretendía garantizar la pervivencia futura de la patronal y despejar el fantasma del concurso de acreedores, no se llegó a activar pese a recibir su visto bueno en julio. La banca había puesto como condición para aprobar el préstamo de 1,2 millones con el que la CEG se jugaba su última carta que éste contará con el respaldo unánime de la junta directiva. Solo así quedaba acreditada la solvencia de la institución, como paso previo a renegociar la hipoteca que pesa sobre la sede ubicada en la compostelana Rúa do Vilar.

Un documento que se llegó a calificar de «insuficiente», exigiendo mayor contundencia en determinados aspectos, como el número de despidos. El único que se llegó a ejecutar durante este tiempo fue el de Fausto Santamarina, un empleado histórico de la confederación gallega donde llevaba 27 años en plantilla, 16 como secretario general.

La baza que se juega ahora depende de la Xunta, pues está en negociación la red Pexga de oficinas en el exterior, un programa que nutre de fondos a la patronal con 1,8 millones de euros y del que dependen los puestos de trabajo del ente.

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