Labores de vigilancia y control antidrogas en Marín (Pontevedra)
Labores de vigilancia y control antidrogas en Marín (Pontevedra) - M. MUÑIZ

Detienen a un polizón con una mochila con 50 kilos de cocaína

El arresto se produjo en el puerto de Marín, donde recaló el barco con origen Colombia

Santiago Actualizado: Guardar
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Un polizón que viajaba oculto en un barco procedente de Colombia fue detenido ayer en el puerto de Marín con una mochila cargada con 50 kilos de cocaína. El hombre, que permaneció escondido del resto de la tripulación durante todo el viaje, estaba compinchado con otra persona que también fue arrestada y a la que tenía previsto lanzarle la mochila desde la borda para que la recogiese en una lancha. Según fuentes del Instituto Armado explicaron a ABC, el barco en el que se produjo la detención es uno de los llamados «calientes», por la ruta que realiza. Se trata de buques cargados con contenedores de fruta que salen de México, hacen parada en Costa Rica, en Colombia y viajan directos hasta Marín.

De ahí su peligrosidad y la atención que les merece a los agentes contra el narcotráfico encargados de blindar la seguridad en los principales puertos.

Aunque no han trascendido demasiados detalles sobre la investigación —que continúa abierta y está en manos de la comandancia de Pontevedra— sí se sabe que los agentes se montaron en el barco antes de que el polizón tuviese tiempo de deshacerse de la droga que portaba. El abordaje de los efectivos de la Guardia Civil se produjo al filo de las 7.30 de la mañana de ayer, lo que les permitió cazar al presunto traficante in fraganti y lanzar una mochila desde el barco como señuelo para detectar al compinche y efectuar la segunda detención. Después del arresto, el buque fue registrado en profundidad para descartar que en él viajasen más personas escondidas o que hubiese más droga.

Un puerto blindado

Este alijo de 50 kilos de cocaína es uno de los mayores de los últimos tiempos acometidos en el puerto de Marín, donde los barcos de mayor peligrosidad son revisados hasta el extremo. En cuanto el buque en cuestión atraca —el que llega los jueves de Colombia es uno de los más sospechosos— un agente se posiciona a pie de escalinata para supervisar cada entrada y cada salida. También controla movimientos extraños en las inmediaciones de la embarcación para descartar la vigilancia por parte de posibles contactos dentro del puerto. Sus tripulantes son registrados y, a menudo, los perros de la Guardia Civil revisan la cubierta, las zonas comunes de la embarcación, las habitaciones privadas e incluso la basura de los marineros y sus equipajes. Una de las mayores operaciones se produjo hace dos años cuando, en los bajos de unas cajas de piña, detectaron 60 kilos de cocaína.

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