Luis Ojea - Cuaderno de viaje

Desidia e ineptitud de un gobierno agotado

Lara Mñendez carece de proyecto para la ciudad de Lugo porque en realidad ella nunca pensó que iba a gobernarla

Luis Ojea
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Lugo es la ciudad gallega que más tarda en pagar a sus proveedores. Según el último informe de Hacienda pasan de media 90 días entre que se aprueba y se abona una factura. Es uno de los muchos ejemplos concretos que podrían ponerse de la pésima gestión que están desarrollando Lara Méndez y su equipo. Un ejecutivo que llega al ecuador de su mandato habiendo agotado todo su crédito.

Es un equipo sin plan ni capacidad de gestión. Que cada día demuestra mayor desidia y una desbordante ineptitud. Hace poco trascendió que la titular de Cultura firmó el contrato de adjudicación de una exposición varias semanas después de su inauguración. Pero nada extraña ya en una ciudad en la que servicios como la recogida de basura o la gestión del ciclo del agua operan con contratos caducados.

En la actualidad hay en total 19 servicios municipales prestados por empresas que no tienen contrato en vigor con el concello. En algunos casos desde hace varios años.

Sí, muchos de los charcos en los que se enloda la alcaldesa son heredados. Pero no parece querer ni saber desactivar las bombas de relojería que se encontró en los cajones del ayuntamiento. Carece de proyecto para la ciudad porque en realidad ella nunca pensó que iba a gobernar Lugo. Ese es su pecado original. Y la penitencia que arrastra por ello es ver como los ruptiristas que la auparon al poder para derrocar a Orozco ahora le den la espalda y dejan a la deriva a su ejecutivo.

Lo sorprendente es que lo que en cualquier otra ciudad se convertiría en un escándalo mayúsculo con ecos autonómicos, en Lugo no pasa de chascarrillo entre los autóctonos. Dice el refranero popular que unos cardan la lana y otros se llevan la fama. Y es cierto. La ineptitud del gobierno de Lara Méndez no tiene fronteras, pero cualquiera de los delirios de los alcaldes rebeldes tiene más impacto que la suma de dislates de la socialista.

Méndez tiene un rara habilidad para volverse transparente fuera de la Muralla. Es intrascendente. Y con ello condena a la ciudad, relegándola a un inmerecido segundo plano en el tablero gallego. Es la consecuencia de la desidia e ineptitud de un gobierno que llega al ecuador de su mandato habiendo agotado todo su crédito.

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