Cuatro décadas al lado de la tradición

Hace 40 años el Museo do Pobo Galego recogió el testigo del Seminario de Estudos Galegos en la construcción de un espacio de investigación y análisis de la cultura gallega. Incorporar la Galicia urbana y llegar a nuevos públicos, retos de futuro

Imagen de familia de los asistentes al homenaje al Museo do Pobo Galego EFE

ROMINA ALONSO

La tradición y Galicia son las protagonistas indiscutibles del Museo do Pobo Galego. Cuarenta años después, esta entidad sigue volcada en la promoción de la sociedad gallega, tanto a nivel histórico como cultural . En su cuarenta aniversario, el museo pone de manifiesto su intención de continuar siendo un exponente de la tradición, mostrando además la importancia de esta en la actualidad y en los diferentes ámbitos de la vida.

Constituir una entidad que congregase la historia de la sociedad gallega no fue una tarea fácil y pese a ser una idea de finales del siglo XIX del Seminarios de Estudos Galegos, no fue hasta 1975 cuando comenzó a llevarse a cabo. Esta propuesta surgió a finales de ese año, en el seno de la comisión de cultura del Colegio de Arquitectos. Fueron Justo Beramendi , Rafael Baltar y Carlos García Martínez los que se lo propusieron a la junta de gestión . Tras conseguir la aprobación comenzaron a ponerlo en marcha en un momento en el que las ayudas y las subvenciones eran escasas o inexistentes, pero lograron apoyo por parte del Ministerio de Cultura y del Ayuntamiento de Santiago. A partir de ahí y tras constituir el patronato, en el que estuvieron presentes galleguistas de la época, pudieron abrir las tres primeras salas de lo que sería una institución antropológica y etnográfica muy relevante en la Comunidad . Justo Beramendi, presidente del patronato en la actualidad, explica que los contenidos museísticos fueron ampliándose poco a poco ya que los recursos son «escasos».

La influencia del Seminario de Estudos Galegos continúa siendo fundamental en el desarrollo del museo en la actualidad. El presidente del patronato cuenta que desde un principio no querían que fuese «una colección de objetos puesta de mejor o peor manera, sino que queríamos que fuese una institución más viva, haciendo congresos e investigando», buscando también que llegase a incidir en «problemas más importantes que tiene la sociedad gallega». Por el aniversario del museo se llevan a cabo «una serie de foros para analizar qué fue Galicia en las últimas décadas y qué perspectivas tiene en todos los ámbitos» .

Uno de los miembros de la junta rectora, Lino Lema, resalta que el museo «trata de la cultura de vivir que tenían y tienen los gallegos» , pero también de la importancia de la tradición y de cómo influye en la actualidad. «La cultura tradicional no es algo estático, va cambiando e incluyendo cosas porque hay un proceso de innovación», explica Lema.

El futuro del museo pasa por ampliar sus contenidos y modernizar las técnicas expositivas que, según Beramendi, están ya «un poco anticuadas». «Queremos incorporar lo que es la Galicia urbana» , apunta, algo que llevan plateándose desde hace ocho años pero que constituye «un proyecto ambicioso» , aparcado provisionalmente por la irrupción de la crisis económica. Se trata, apunta, de completar la amplia colección de salas dedicadas a la sociedad rural gallega con nuevos espacios en los que la vida urbana tenga más protagonismo. «Queremos ofertar una visión atractiva de lo que fue la evolución de la sociedad gallega y de su historia», resalta Beramendi.

Lema apunta a que lo que se pretende es «abrir el museo a la sociedad» y llegar a nuevos usuarios, públicos, dice, «que puedan pensar que por tratarse de un museo de lo tradicional esto no va con ellos». El programa de esta celebración trabaja en esta línea, incidiendo en que «lo contemporáneo es la evolución de una técnica tradicional».

Innovación y voluntariado

Más del 90% de las 15.000 piezas que posee el museo son donaciones efectuadas por particulares, socios o no. Este hecho, sostienen, evidencia la buena acogida de esta entidad, pues son muchas las familias que donaron trajes de época o talleres de artesanía que ya no empleaban. Una de las mayores aportaciones de los socios es la «capitalidad social» así como el «voluntariado para su funcionamiento». Muchos de estos socios y voluntarios son los que realizan las actividades del aniversario del museo e incluso elaboran una revista anual.

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