Luis Ojea - Cuaderno de viaje

De charco en charco

Las mareas municipales han conseguido por méritos propios instalarse en el imaginario colectivo como el ejemplo del desgobierno

Luis Ojea
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La generación infantil actual disfruta viendo en televisión a una cerdita con rasgos antropomórficos llamada Peppa Pig saltando una y otra vez en charcos de barro. Debe ser, a escala, semejante al goce que algunos adultos parecen sentir al observar a los políticos que sumen a sus ciudades en el fango del despropósito. Santiago, La Coruña o Ferrol han conseguido por méritos propios instalarse en el imaginario colectivo como el ejemplo del desgobierno. Pero no son los únicos casos de dislate permanente, ni acaso los más graves.

Lo que sucede a diario en Lugo suele quedarse fuera del foco, pero daría para una enciclopedia del disparate. Empezando porque es alcaldesa alguien a quien nadie votó para tal función y que llegó al cargo fruto de la traición de su partido a su cabeza de cartel.

Siguiendo porque nunca será fácil gestionar una ciudad con solo 8 de los 25 concejales de la corporación sin siquiera ser la fuerza más votada. Y terminando porque es imposible superar el grado de incompetencia demostrada por Lara Méndez y su equipo.

El ejemplo palmario es la gestión del aparcamiento. Hace más de un año que suspendieron el sistema ORA para evitar mantener un contrato que llevaba cuatro años anulado por la justicia. La oposición aprovechó para aprobar en pleno la remunicipalización del servicio, pero en este tiempo el ejecutivo local no ha hecho nada y cada día es más complicado encontrar un hueco en el centro. Y lo dramático es que este caso no es único. Son muchos los servicios que operan sin contratos en vigor. Y muchos los acuerdos plenarios que quedan sin ejecución. En lo que va de mandato se han aprobado más de un centenar de proposiciones, pero pocas, muy pocas, han sido llevadas a la práctica.

La gestión no es lo suyo. Su habilidad es encontrar charcos de barro en los que enfangarse. Hasta consiguieron teñir de polémica la organización de las fiestas de San Froilán con la adjudicación de las casetas del pulpo. El problema esencial es que Méndez y su equipo no tienen la más remota idea de qué hacer con nada. Los alcaldes rebeldes de la provincia de La Coruña se han ganado a pulso la fama de malos gestores, pero en Lugo lo que queda del besteirismo ha superado con creces el nivel tolerable de despropósito y desatino.

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