Estado actual del exterior de la Catedral de Santiago, con el cimborrio y la fachada en restauración
Estado actual del exterior de la Catedral de Santiago, con el cimborrio y la fachada en restauración - MIGUEL MUÑIZ

La Catedral de Santiago invierte en seguridad más de medio millón de euros al año

Las obras de la fachada del Obradoiro estarán rematadas durante la primavera de 2018

SANTIAGO Actualizado: Guardar
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El mantenimiento de la seguridad en la Catedral de Santiago supone cada año una inversión de más de medio millón de euros. Así lo expuso este miércoles el director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, durante una conferencia en la Cámara de Comercio de Compostela, donde repasó los logros del plan de mecenazgo iniciado en 2013 y donde comentó las previsiones de la ambiciosa restauración del santuario del Apóstol, que terminarán en el verano de 2020, a punto para el Xacobeo 2021 que unos meses más tarde comenzará después de un largo periodo de once años.

El desembolso que la basílica realiza anualmente para garantizar tanto la seguridad del patrimonio como de los turistas y peregrinos que acceden a ella supone un porcentaje destacado en el presupuesto que se hace compatible, no obstante, con el mantenimiento y otros fines.

La profunda rehabilitación en marcha es posible gracias a las aportaciones públicas –lo consignado en etapas anteriores y los casi 17 millones del Gobierno que se ejecutan en estos momentos– y al mecenazgo de la Fundación Barrié, que costea en su totalidad (más de 1,7 millones de euros) la recuperación del Pórtico de la Gloria, cuya finalización está prevista para este mismo año.

Daniel Lorenzo, junto al pte. de la Cámara de Comercio de Santiago, Jesús Asorey
Daniel Lorenzo, junto al pte. de la Cámara de Comercio de Santiago, Jesús Asorey - CEDIDA
«El micromecenazgo no es sencillo, pero ha tenido una importancia y una incidencia nada desdeñables»
Daniel Lorenzo , director de la Fundación Catedral

Sin embargo, Lorenzo, que dirige la Fundación Catedral desde 2011, resaltó el valor de las donaciones de particulares y empresas a través del programa «Ayuda a la Catedral» emprendido en 2013. «Han tenido una importancia y una incidencia nada desdeñables, aunque sabíamos que no iba a ser sencillo», precisó. Entre ciudadanos y empresas, entre 2013 y 2016 se recibieron más de 685.000 euros, lo que supuso un 32% frente al 67% de subvenciones públicas, que ganarán terreno en los próximos ejercicios. La Catedral ha percibido que desde la firma del convenio con el Ejecutivo central han descendido notablemente esos micromecenazgos y lamentan que quizá desde la Iglesia «no se ha sabido explicar que hay más gastos necesarios». Así, por ejemplo, el mantenimiento representó en 2016 una inversión de 780.000 euros asumida desde el santuario, que también financia la redacción de proyectos y cubre el remate de algunos como el cimborrio, que demandará finalmente más de lo presupuestado por el Ministerio de Fomento, organismo que se encarga de esta restauración.

Quince reformas por delante

Lorenzo avanzó que el cimborrio está desvelando muchas novedades respecto a su estructura gótica y apuntó que las obras de la fachada del Obradoiro concluirán en la primavera de 2018. En ellas se incluye la peineta central, los castelletes, la terraza, las escaleras y la cripta. Pero las rehabilitaciones que se irán acometiendo hasta 2020, tanto en el exterior como en el interior de la Catedral, alcanzan la quincena. Las cubiertas de la cabecera y de las capillas del abside –entre ellas la del Pilar, de las más deterioradas– requerirán más de un millón de euros. El baldaquino, con problemas de estabilidad, absorberá otros 300.000. Y hay que sumar girola, altar y rejerías, tribunas, fachada de la Quintana, pinturas de la Capilla Mayor, zócalos de mármol, Torre del Tesoro, Torre de la Vela –que será visitable dentro del recinto musealizado–, bóvedas... «Todo está programado para no tener que cerrar nunca la Catedral por completo», indicó Lorenzo.

Su implicación en esta tarea explica su confesión final: «Al mirar a la Catedral, ya no veo arte, veo patologías. Me ocurre inconscientemente incluso cuando visito la casa de algún amigo».

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