LOTERÍA DE NAVIDAD

«¡Del Bar Cascudo no nos moverán!»

Un pueblo agrario del corazón de Lugo recibe un tsunami de 520 millones del Gordo de Navidad

Celebración en el Bar o Cascudo EFE

NATALIA SEQUEIRO

Emulando a los niños de San Ildefonso, los clientes del Bar Cascudo cantan todos a coro. «71.198, cuatro milloooneeeeeees de eeeuroooos». Prácticamente las 150 familias de San Xoan de Alba habían comprado lotería de navidad en el único bar que sobrevive en una parroquia eminentemente rural y dedicada a la ganadería en el corazón de la comarca vilalbesa de la Terra Chá. El establecimiento adquirió aproximadamente una tercera parte de las 130 series del gordo vendidas por la Administración nº 1 'Loterías El Alcázar' en Vilalba, que han dejado 520 millones de euros en una localidad de 14.000 habitantes . Casi salen a 35.000 euros por vecino. La administración ha sido la que más dinero ha repartido en toda España. La segunda, situada en la calle Mármoles en Málaga, dejó otros 130 millones de euros.

Aficionado a la lotería, «juego dos décimos cada semana», afirma, José María Eimil fundó el Cascudo en 1993. Le puso el nombre con el que es conocida la casa de su familia en el pueblo e inmediatamente después instauró la tradición de vender loteria de Navidad. Siempre elegía un número acabado en 8 que este viernes le ha traído suerte a todos los vecinos . «Del bar de Cascudo, no nos moverán, del bar del Cascudo, no nos moverán», gritaban los afortunados en el sorteo, mientras descorchaban el champán y abrazaban, agradecidos, al propietario y a su familia, que también se habían quedado con algún décimo. «A mí no me saca de trabajar», bromeaba Eimil, ya retirado.

Con lágrimas de felicidad en los ojos, Cristina explica que había pasado toda la noche intranquila y que no durmió bien. «Fue como una premonición» , asegura. Como la mayoría de los presentes en la celebración aún no acababa de creerse que le había tocado la lotería. Con los premios muy repartidos, muchos eran conscientes de que tendrían que seguir con sus vidas, pero ahora con mucha más tranquilidad. «Deudas no tengo, pero sí dos niños y ahora llevaré una vida más holgada, no tendré que preocuparme a final de mes» , asevera Ana Belén Ferreiro. «Me servirá para tapar agujeros», decía Antonio, otro de los vecinos de Alba. «Aquí todos somos familias humildes, la mayor parte ganaderos, nos vendrá muy bien», aseveraba. Dolores, vecina de Foz, llegó al Cascudo para comer y se encontró la fiesta. Llegaba con su marido del hospital de Lugo donde se somete a sesiones de quimioterapia. «Todavía no sé si nos tocó, mi marido dice que compró lotería aquí, pero la tenemos en casa» , afirmaba tranquila, primero pararemos a comer algo y luego ya veremos». Además de vecinos y medios de comunicación, al bar llegaron también inmediatamente los trabajadores de las oficinas bancarias de la localidad.

La calle Pravia en el centro de Vilalba ha sido este viernes el otro punto neurálgico de las celebraciones en Vilalba, la localidad natal de Manuel Fraga, el hijo más famoso de una villa cuyo busto desapareció hace semanas de su parque a escasos metros de la Administración de Loterías. La lotera Mari Carmen Fernández estaba siguiendo el sorteo por la televisión. Tan pronto cantaron el Gordo, sonó una llamada de la delegación de la Lotería en Lugo para avisarles de que ellos lo habían vendido. Mari Carmen, que no escogió ese número estaba satisfecha por haberlo vendido.

«Es como una recompensa a tu trabajo», afirma. Con los nervios, por la mañana empezaron a expicar que habían caído 544 millones, pero tras volver a calcular afirma que en realidad fueron 520. Minutos después de las 12 del mediodía, la administración ya era una fiesta. «Aquí champán no teníamos preparado, pero apareció por arte de magia» , asegura. La mayor parte de los décimos se vendieron en ventanilla por lo que el premio está muy repartido. La repartidora de suerte asegura que está «todo vendido». E incluso hubo algún afortunado que adquirió su décimo el día antes por la noche.

Uno de los que acudió a la administración fue el director del colegio Insúa Bermúdez de Vilalba. Arturo Gómez compró personalmente 109 décimos para repartirlos entre los 27 docentes que forman parte del claustro y los seis trabajadores que completan la plantilla del colegio. También tuvieron suerte los trabajadores de la cocina del Parador Nacional de Turismo de Vilalba, que todos los años compran a medias siete números. Sonia Requeijo quería que terminase en 8 y entre todos se repartirán los 400.000 euros del premio.

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